Defensa de la ciudad continua

Alejandro Zaera forma parte, a sus 42 años, del "star system", como él mismo denomina al grupo de arquitectos internacionales que son reclamados o aparecen ligados a los proyectos más ambiciosos y emblemáticos. Dice que no ha hecho nada en particular que no sea trabajar, pero sabe que se le incluye en esta privilegiada nómina mediática. Ahora aspira a sumar a su celebrado pabellón de España de la Exposición Universal Aichi 2005 o a su sorprendente muelle del puerto de Yokohama, el codiciado edificio de invitados de la Copa del América y el dificultoso planeamiento de El Grau de Valencia.

Ambos concursos aún no se han adjudicado. Por eso Zaera se mostró ayer prudente al respecto, minutos antes de impartir una conferencia en la Universidad Politécnica de Valencia, invitado por la dirección de cultura de la Escuela de Arquitectura. No obstante, aportó algunas ideas, dado que han trascendido múltiples aspectos de otros proyectos.

Confirmó que su planeamiento de El Grau, de lo que será el nuevo encuentro de la ciudad y el mar, propone una continuidad con la "fábrica de la ciudad" que no supondría una ruptura con lo existente. Contempla edificios con alturas máximas de 30 plantas (unos 90 metros), que se elevarán desde un concentración o masa. Dice que es una oportunidad única en Europa de trazar un modelo urbano más sostenible en una operación que liberará más de 370.000 metros cuadrados.

De momento, los técnicos de Aumsa han puntuado el proyecto de Zaera por detrás de GMP International e Idom y por delante del de Carlos Meri. Pero, al final, la decisión la tomarán los técnicos municipales de Planeamiento. También se expondrán los cuatro proyectos al público.

Zaera no es contrario a los rascacielos, pero considera que "el modelo Manhattan" no es apropiado para Valencia. Discrepa del proyecto global presentado por Jean Nouvel, al margen del concurso municipal. Considera que su estrategia es "exacerbada", una "salpicadura de edificios", basada en la "excesiva presencia de objetos, edificios emblemáticos sin trabazón", encargados a algunos grandes nombres de la arquitectura mundial. "Nosotros concebimos los edificios de ambos proyectos como parte de una fábrica geométrica y topográfica que configurará un nuevo paisaje", comentó. Recalcó su idea de "continuidad entre los propios edificios, su entorno" y los lugares de esparcimiento. Y concluyó, respecto a la propuesta de Nouvel: "La idea de ciudad-parque con rascacielos aislados entre sí de Le Corbussier es un símbolo desestimado hace setenta años".

De las tres torres de 300 metros proyectadas por Santiago Calatrava para cerrar la Ciutat de les Arts i les Ciències, Zaera dijo que conocía tan sólo una imagen, que su diseño es bonito, pero que no solucionan la problemática planteada, no generan vínculos y pueden ser egocéntricos.

El arquitecto madrileño reiteró la excitación que le produce el proyecto del Fodereck -el centro de invitados de la Copa del América- y expresó su satisfacción por poder defender "directamente" su proyecto, presentado junto al arquitecto valenciano Juan Añón, frente a los otros siete concurrentes y ante los responsables de la adjudicación. De las características de su diseño, tan sólo apuntó, sonriendo, que cuando se vea "se verá el mar".

El mismo mar que baña Torrevieja, donde Zaera tiene en construcción un teatro-auditorio que se une a otros proyectos que en los últimos tiempos ha convertido a la "arquitectura española en una de las mejores del mundo". A ello ha contribuido el "star system" que ha despertado el interés del ciudadano y de los políticos por la arquitectura de calidad, aunque también ha generado efectos perversos.