Un hombre de partido
Solamente un candidato que suscite amplios consensos en una cámara de representantes puede aspirar a presidirla. Esto es así porque cuando un miembro de una cámara legislativa es elegido para presidirla, deja de estar sujeto a la disciplina de su partido y pasa a representar a toda la Cámara. Debe ser leal a la Cámara, incluso cuando perjudique a su partido. Atutxa representa justo al tipo de persona que no puede de ninguna manera representar a una cámara legislativa porque su lealtad está con su partido, no con la cámara a la que debe representar. Son muy numerosas las ocasiones en las que ha interpretado las normas o ha tomado decisiones de la forma favorable a su partido. Si no retira su candidatura para representar a la Cámara Vasca cuando es obvio que es explícitamente rechazado por una parte muy importante de ésta, es porque sigue siendo fiel a su partido y sólo si éste se lo pide abandonará. Aún aspira a prestarle algún servicio importante.