Sam Shepard, actor y escritor
El realizador alemán Win Wenders retorna a la América profunda, a los paisajes desolados que reflejó en Paris, Texas, y lo hace nuevamente de la mano de Sam Shepard, el guionista y dramaturgo estadounidense con quien también en aquella ocasión firmo un inolvidable tándem, hasta el punto de llevarse la Palma de Oro en 1984. Aquí la colaboración da un paso más. En Don't come knocking, presentada ayer en competición, Shepard se convierte, además del autor literario de la historia, en el actor principal.
"Al principio no estaba convencido de que Sam pudiese interpretar el papel de Howard. Además, los estudios me exigían una estrella con experiencia. Entonces hicimos pruebas con algunos actores, entre ellos, Gene Hackman. Pero con el tiempo, me di cuenta de que Sam conocía al personaje mejor que nadie. Así que cuando él mismo vino a ofrecerse, no dude en aceptarlo", señaló Wenders.
Paternidad
La película abarca, una vez más en el marco de este festival, el tema de la paternidad. Para Wenders, resulta muy natural esta recurrencia, pues es algo muy actual. "Las historias de familias disfuncionales abundan, están en crisis, desintegrándose", dice. La trama comienza en el mítico Monument Valley, que fuera el escenario predilecto de John Ford para sus westerns. Y no es una casualidad. "Este mágico lugar, que conozco desde hace 30 años y que aún conserva intacta su esencia, fue el adecuado para ambientar mi historia al estilo cowboy, centrada en el clásico personaje solitario y audaz de aquel genero que explora el mundo para enfrentar su destino y colmar su enorme vacío".
"Es importante que el punto de partida de un guión", dijo Shepard, "sea la concepción del personaje. Éste es el alma de cualquier historia. Una vez que está bien delineado, se puede concebir su entorno, los detalles de sus vivencias y su relación con los otros elementos de la trama".
El cine español también estuvo presente ayer en el certamen, representado únicamente por la película Habana blues, del sevillano Benito Zambrano. Este viaje al alma de la capital cubana a través de potentes grupos musicales clausuró la sección oficial, no competitiva, Una cierta mirada.
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