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Tribuna:LA ORDENACIÓN URBANÍSTICA
Tribuna
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Tablada verde, y de todos

"El crecimiento de la ciudad devora progresivamente las superficies verdes, limítrofes de sus sucesivas periferias. Este alejamiento cada vez mayor de los elementos naturales aumenta en igual medida del desorden de la higiene". Con esta denuncia, entre otras, establecía Le Corbusier en 1942 (La Carta de Atenas) los principios del urbanismo moderno. Un urbanismo a la medida de lo humano, que necesariamente tenía que confrontarse con los intereses de las grandes constructoras e inmobiliarias, las del máximo beneficio privado, el insolidario beneficio que llena las ciudades de cemento y asfalto sin medida.

Desde la izquierda trabajamos para que las ciudades estén gobernadas por las organizaciones, las personas y los programas políticos que pasan por las urnas. Pero la realidad es bien diferente. Buena parte del poder real en las urbes está en manos de quienes no presentándose a las elecciones, tienen el suficiente capital para doblar voluntades. Y buena parte de este capital lo acumulan a través de la especulación inmobiliaria.

Las ciudades deben poder respirar, deben de estar hechas para las personas y no en contra de ellas. Para ello, necesitan una planificación racional que determine donde construir las viviendas necesarias, cuantos equipamientos sociales hay que hacer, que espacios verdes o de ocio hace falta, y cuales deben de ser los pulmones de estas grandes concentraciones humanas. Como siempre esta medida es contradictoria con el afán del beneficio privado, que no entiende para que sirven los espacios públicos (¡vaya desperdicio¡). Si por algunos fuera arrasarían el Parque de María Luisa y lo llenarían de bloques.

Para que Sevilla tenga una medida humana, Izquierda Unida ha venido reivindicando, desde legislaturas anteriores -con un firme enfrentamiento con la especulación que gobernaba la Gerencia Municipal de Urbanismo-, una Tablada verde, un gran parque peri urbano que recuperara el río para Sevilla y fuera un pulmón para sus habitantes, reivindicación especialmente indicada para un terreno inundable donde se querían construir viviendas. Así, nuestra reivindicación en la oposición se convirtió en programa del actual Gobierno Municipal.

Pero los propietarios actuales de Tablada, que no renuncian al fenomenal pelotazo urbanístico que supone la construcción de veinte mil viviendas, con beneficios netos de muchos millones de euros, están realizando grandes presiones para tratar de reconducir el asunto hacia la idea "Tablada es muy grande y cabe de todo,..." o, en último caso, hacia una ralentización del expediente a la espera de que otro Gobierno Municipal, sin Izquierda Unida, reconsidere el asunto.

Frente a la depredación indiscriminada del territorio -véase la desordenación urbanística en el Aljarafe- los espacios estratégicos deben considerarse como sitios intocables en los mapas, para protegerlos de la especulación y la ocupación enloquecida del territorio que se está produciendo. El caso de Tablada debe considerarse como un punto de inflexión en el proceso de toma de decisiones sobre la construcción de la ciudad. Si Tablada se urbaniza significará que los promotores inmobiliarios marcan, según sus planes particulares, el cuando, el cómo y el dónde del futuro de la ciudad, dejando a los representantes de la ciudadanía como simples servidores de sus intereses, quedando para la ciudad las migajas de los beneficios especulativos. En el caso contrario, si Tablada llega a ser un parque metropolitano, significará que el poder político democrático ha conseguido defender los intereses de la inmensa mayoría, y ello, además, tendrá un valor para otros muchos casos similares en otras ciudades y pueblos de Andalucía, ya que la destrucción consciente del territorio no tiene marcha atrás: es pan para hoy y hambre para mañana.

El proyecto del gran parque de Tablada va mucho más allá de la incorporación a nuestra ciudad de un gran espacio verde. Pretende preservar una dehesa, una reserva de espacios libres que es fundamental para el área metropolitana de Sevilla. Su rentabilidad sólo se puede medir en términos de bienestar, disfrute y sostenibilidad. ¿Puede Sevilla permitirse perder la última oportunidad de tener en Tablada un verdadero parque metropolitano? o dicho de otro modo ¿vamos a seguir aceptando los sevillanos la condición de meros espectadores en lugar de ciudadanos y protagonistas de la construcción de nuestra ciudad, la casa de todos?

José Manuel García es coordinador de IU de Sevilla ciudad

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