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El saldo comercial se deteriora un 50% y casi triplica el déficit exterior

Los ingresos por turismo se estancan en los dos primeros meses del año

Lucía Abellán

El vertiginoso aumento de las importaciones y el estancamiento del turismo han determinado en gran medida al deterioro del saldo exterior de España en los dos primeros meses del año. La brecha entre lo que España recibe del extranjero y lo que destina fuera casi se ha triplicado hasta febrero, hasta situarse en 7.349 millones de euros. La fortaleza de la demanda interna española, que contrasta con la debilidad en el entorno europeo, ha agrandado la diferencia entre importaciones y exportaciones un 49,7%. El estancamiento de los ingresos por turismo impidió enjugar ese déficit.

España empeora cada mes su posición internacional, pues la distancia que separa lo que el país ingresa por operaciones exteriores y lo que destina a otros países no deja de ampliarse. En los dos primeros meses del año, el déficit exterior prácticamente se multiplicó por tres, al pasar de 2.741 millones de euros en el periodo enero-febrero de 2004 a 7.349 millones. Son datos de la Balanza de Pagos, publicados ayer por el Banco de España.

El capítulo que más pesa en este déficit exterior es la balanza comercial, es decir, la diferencia entre importaciones y exportaciones. España disparó las importaciones de mercancías un 12,8% entre enero y febrero, frente a un pobre 2,9% que crecieron las ventas al exterior. La fortaleza de la demanda interna, que creció el año pasado a un ritmo superior al 4%, impulsa con fuerza la compra de productos extranjeros para satisfacer el consumo interior. A elevar esta factura contribuyen también los altos precios del petróleo, que obligan a destinar más dinero para adquirir el mismo paquete energético.

Frente a este dinamismo, el entorno de la zona euro y la Unión Europea en general, principales clientes de España, no terminan de despegar. Ese estancamiento, unido a la creciente pérdida de competitividad de los productos españoles en el exterior, impide un mejor resultado de las exportaciones españolas, que crecen a una velocidad menor a la que registraban el año pasado. Justo al contrario que las importaciones, que han acelerado su crecimiento respecto a 2004.

Para contrarrestar este abultado déficit no ha sido suficiente el superávit registrado en la balanza de servicios, principalmente por la rúbrica de turismo y viajes. Los ingresos por turismo apenas han avanzado respecto al mismo periodo de 2004, mientras que los pagos sí que han aumentado ligeramente. Este hecho obedece a que los españoles cada vez viajan más al exterior, por lo que la diferencia entre lo que gastan fuera y lo que los extranjeros dejan aquí se estrecha. Así, ese saldo ha disminuido un 4,3% en los dos primeros meses, hasta situarse en 3.117 millones de euros. La mejora de otros servicios diferentes al turismo que España presta al extranjero permitió, sin embargo, una leve mejora de este capítulo (de 2.627,9 a 2.784,1 millones de euros).

Trabajo transfronterizo

Otro de los factores que han incidido en el empeoramiento de la posición exterior de España ha sido el aumento de los números rojos registrados en la balanza de rentas. Ésta recoge principalmente las remuneraciones de los trabajadores transfronterizos estacionales (por ejemplo, la diferencia entre las rentas que obtienen los trabajadores españoles que van a la vendimia francesa y las de los extranjeros que trabajan en España de modo estacional). Este capítulo ha duplicado su déficit, hasta situarse en 2.397 millones de euros.

También las transferencias -la otra partida, junto al turismo, que siempre registra superávit- empeoraron su resultado. El excedente por transferencias disminuyó un 28%, hasta 1.337,8 millones de euros. Este capítulo engloba las remesas que los trabajadores inmigrantes envían a sus países de origen (sólo las superiores a 6.000 euros). También incluye algunos de los fondos que recibe España de la Unión Europea. Estos ingresos han disminuido, al tiempo que aumentan los pagos que España realiza a la UE.

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Sobre la firma

Lucía Abellán
La redactora jefa de Internacional de EL PAÍS ha desarrollado casi toda su carrera profesional en este diario. Comenzó en 1999 en la sección de Economía, donde se especializó en mercado laboral y fiscalidad. Entre 2012 y 2018 fue corresponsal en Bruselas y posteriormente corresponsal diplomática adscrita a la sección de España.

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