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Reportaje:

Hong Kong, entre China y el mundo

El principal centro financiero del sureste asiático trata de atraer con diversos reclamos a millones de turistas

Hong Kong disfruta de un periodo de expansión económica, alentado por las compras masivas que realiza en la ex colonia británica la nueva clase urbana china. Las autoridades, sin embargo, no se dejan encantar por este flujo fácil de dinero y advierten a la población de que el "éxito de Hong Kong está en no olvidar su carácter de centro internacional". La denominada Región Administrativa Especial (RAE) se ha empleado en una fuerte campaña para reactivar su posición de intermediaria financiera y comercial entre China y el mundo.

Las empresas españolas están perdiendo la oportunidad de posicionarse en un mercado con grandes perspectivas de expansión
Los 21,8 millones de turistas llegados en 2004, de los que más de la mitad procedían de China, dejaron 11.700 millones de dólares en la ciudad

"Antes éramos la puerta de entrada a China, pero ahora somos también la de salida", afirma Mike Rowse, director de promoción de inversiones, al indicar que cada vez hay más empresas chinas que deciden expandirse fuera del país y ponen sus cuarteles en la RAE.

Con un crecimiento económico en 2004 del 8,1%, la RAE espera cerrar 2005 con un aumento del 5%, para lo que insiste en su papel de mediadora entre Occidente y China. "Hong Kong tiene conocimiento, experiencia, un sistema legal occidental, un sistema judicial independiente, impera la ley y luce uno de los índices de corrupción más bajos del mundo", dice el profesor John Burns, de la Universidad de Hong Kong.

A estas alturas, en Hong Kong no existe una ley que regule el máximo de horas de trabajo, ni tampoco un salario mínimo. Se trabaja seis días a la semana y las vacaciones se limitan a siete días laborables; la baja por maternidad, a 10 semanas. Pese a ello, apenas hay conflictos laborales. Los sueldos y el horario, frecuentemente de 10 horas al día, se pactan individualmente. El pasado 1 de mayo, una pequeña manifestación de sindicalistas pidió al Gobierno "salario mínimo y horario máximo". "Estamos en el paraíso del capitalismo, un puerto franco con un sistema impositivo mínimo", añade Burns, sin mencionar que la competencia convierte con frecuencia el paraíso en un infierno.

Hong Kong deslocalizó, en las dos últimas décadas del pasado siglo, toda su industria manufacturera a la vecina provincia de Guangdong. En 1997, cuando Londres traspasó la soberanía a Pekín, era ya un gran centro de servicios. En la actualidad, el 87% de su economía procede del sector servicios.

El Centro Financiero Internacional, con 88 (el doble número de la suerte de los supersticiosos chinos) pisos de altura se yergue en primera línea de la esplendida bahía. Inaugurado oficialmente en 2003, sus plantas inferiores son un hervidero de gentes que entran y salen del sinfín de tiendas de diseño que las pueblan. El distrito Central de Hong Kong presume de ser el rincón del mundo con más firmas de lujo por metro cuadrado.

Íñigo Febrel, consejero comercial de España en la RAE, lamenta la "poca presencia del diseño español" en la zona. Según Febrel, las firmas españolas están perdiendo la oportunidad de posicionarse en un mercado "con grandes perspectivas de expansión".

Tras el frenazo que supuso la crisis económica asiática, el Gobierno chino decidió, para impulsar la reactivación de Hong Kong, facilitar permisos de viaje a los habitantes de las principales ciudades del país, unos 80 millones de habitantes. "Llegan con los bolsillos llenos y compran con ansia desde joyas a la última moda de París", afirma Clara Chong, directora de Turismo.

Los 21,8 millones de turistas llegados en 2004, de los que más de la mitad procedían de China, dejaron en Hong Kong 11.700 millones de dólares. La jugosa suma conduce a la ex colonia británica a cultivar con esmero su imagen ultramoderna, cuyas luces son también un importante reclamo de la nueva clase media india, con una alta capacidad adquisitiva y con ganas de gastar.

El parque de Disney, en la isla de Lantau, cuya apertura está prevista el 12 de septiembre; el teleférico, en esa misma isla, que conducirá a la mayor estatua de Buda al aire libre, y un parque ecológico de observación de aves en las tierras húmedas de los llamados Nuevos Territorios, son algunos de los reclamos con que Hong Kong espera incrementar este año un 6,7% su número de turistas, y el año próximo, un 13%. "En 2020 China será la primera receptora de turistas del mundo, y Hong Kong, el quinto", afirma Chong.

El vértigo del crecimiento de China ha contagiado a muchos hongkoneses que consideran que el inglés ha dejado de ser importante y deben centrar sus esfuerzos en aprender mandarín. "Es más importante para el futuro de nuestros hijos", señala Lo, empleado de correos. Por el contrario, el Gobierno insiste en el que el futuro descansa en el carácter único de Hong Kong, como simbiosis de Oriente y Occidente. "Si nos olvidamos de ello estamos perdidos", asegura el subdirector de Información de la RAE, Paul Brown.

Cambiar o morir

Felipe Almirall, de 35 años y director de IMC Toys, destaca que "la ventaja de Hong Kong es que es un centro del comercio internacional". Según Admirall, su empresa se planteó la deslocalización ante la disyuntiva de "cambiar o morir", que la obligó a dejar de importar juguetes para convertirse en fabricante. "Controlamos totalmente nuestros productos, desde que nacen hasta que mueren", dice en una de las 15 fábricas, situadas en la provincia de Guangdong, en las que la firma española realiza tanto juguetes propios como bajo licencia de Disney, Barbie y otros.

Admirall, al igual que David Choi, propietario de la fábrica, en la que trabajan 3.000 operarios, señala que no es oro todo lo que reluce. "Los salarios no dejan de subir, la mano de obra escasea. Temo los cortes de electricidad este verano por el uso de los aires acondicionados y la lucha contra las copias falsas es cada día más agotadora", afirma Choi, aunque no oculta que tiene previsto abrir en otoño otra fábrica aún más grande en esta misma ciudad de Dongguang, que en un cuarto de siglo ha pasado de tener unos miles de habitantes a más de siete millones.

La tremenda concentración de fábricas en la zona lanza sobre Hong Kong nubes de contaminación que provocan protestas en la ex colonia británica, pese a que los propietarios de muchas de las fábricas son hongkoneses.

Panorámica del centro financiero de Hong Kong.
Panorámica del centro financiero de Hong Kong.ASSOCIATED PRESS

El gran delta del Perla, a la conquista de nueve provincias

El gran delta del Perla, la región más dinámica de China desde que en 1979 el Partido Comunista Chino decidió la reforma de la economía, ha sido premiado con nueve provincias por las que expandirse. Hong Kong apenas cabe en su camisa por el espaldarazo recibido del Gobierno central, que le abre de par en par esta gigantesca región denominada 9+2, es decir, las nueve provincias del sur del país y las dos Regiones Administrativas Especiales de Hong Kong y Macao.

"Se trata de una división complementaria del trabajo. En las provincias encontramos tierra y población para poner en marcha fábricas. Nosotros, con nuestra experiencia y sistemas legal y financiero, atraemos e implementamos la inversión", afirma Mike Rowse, director de promoción de inversiones de Hong Kong.

Con la 9+2 se acallan también las voces que apuntaban el declive de Hong Kong en detrimento de Shanghai. "China tiene un espacio económico enorme, en el que caben perfectamente varias puertas", afirma James Tien, el magnate que preside el Partido Liberal. Según Tien, el desarrollo del interior "abre grandes perspectivas, de las que se beneficiarán, además de Hong Kong, la comunidad internacional".

El proyecto estrella de la zona es el gran puente 30 kilómetros de largo, más cinco de túnel, que unirá la ex colonia británica con la ex colonia portuguesa, extremos este y oeste de la desembocadura del Perla, además de la zona económica especial de Zhuhai, situada al norte de Macao. Actualmente, cuatro quintos del volumen total del comercio exterior de China transitan por el delta del Perla y con este puente -cuya construcción está previsto empezar el año próximo y terminar en 2010-, Hong Kong quiere asegurarse el tránsito de la industrialización del interior del país. "En estos 25 años de reforma , el este del Perla ha multiplicado por 80 su producción y el oeste sólo por 15. La diferencia con las provincias del interior es aún mayor", señala Lam Chiuhung, director del proyecto.

Macao, cuya economía gira en torno al juego, espera que el puente conforme una gran zona lúdica con casinos a un lado y el parque de Disney al otro.

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