Expectativa de cambio
El sondeo de Opina que hoy publica EL PAÍS pronostica un ajustado cambio de mayoría en Galicia en las autonómicas de junio. Desde que Fraga es candidato (y ya van cinco veces), el PP ha obtenido siempre la mayoría absoluta, cuya frontera está en los 38 escaños. El acercamiento de la oposición ha avanzado lentamente, acortando distancias a razón de dos escaños cada cuatro años: de una diferencia de 11 en 1993 y de 9 en 1997, a una distancia de 7 escaños en las anteriores elecciones. Ahora, cuando faltan cuatro semanas para el inicio de la campaña, la suma de socialistas y nacionalistas podría agrupar uno o dos escaños más que el PP
A un PP sin aliados sólo le sirve la mayoría absoluta, y que la alcance depende del gancho personal de Fraga. El sondeo resulta muy revelador de la contradictoria situación del fundador del PP. Una amplísima mayoría estima desacertado que vuelva a presentarse, y le considera no capacitado para aguantar otros cuatro años, hasta sus 86, al timón. Pero sigue siendo el más valorado de los candidatos que compiten, y su partido conserva una intención de voto muy superior a cualquier otro pese a que casi el 60% considera necesario un cambio de Gobierno en Galicia. Esto último recuerda lo ocurrido en el País Vasco, donde la contradicción entre deseo de cambio y debilidad de la alternativa acabó produciendo un mapa algo diferente gracias al crecimiento de la abstención entre los nacionalistas.
El acercamiento de la oposición ha ido unido a la concentración de sus votos en dos partidos, el PSOE y el BNG, únicos, además del PP, con representación parlamentaria desde 1993 (antes hubo hasta seis). Pero así como ambos partidos habían mantenido últimamente una relación de vasos comunicantes (con un porcentaje entre ambos en torno al 45%) el fuerte crecimiento, de once puntos, que se augura a los socialistas supera con mucho los siete que perdería el Bloque. En esa pérdida parece tener un papel significativo la ausencia, por desavenencias internas, del principal lider del Bloque desde hace más de 20 años, Xose Manuel Beiras. Esa ausencia estaría actuando como catalizador de una corriente de votantes nacionalistas hacia el PSOE con acento galleguista de Pérez Touriño, que sin duda se beneficia del efecto Zapatero. Pero para que salgan las cuentas tiene que haber además, bien un flujo de votantes del PP hacia los socialistas, bien un aumento más que proporcional de la abstención entre el electorado conservador.
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