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Columna
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Lola

Esta semana la protagonizará Lola Flores. Hace ahora 10 años que se fue a los puertos del más allá, pero da toda la impresión de que anda por Madrid en cuerpo y alma, con peineta, bata de cola, abanico y aquel arrebato perenne que siempre iba con ella desde niña. Era heterodoxa y fascinante como mujer y como artista. Sólo la vi actuar dos veces en directo, en 1983, y todavía no me he recuperado del asombro que se me coló por las venas, algo así como un vendaval. Se desenvolvía con soltura en los misterios gozosos y te partías de risa, pero enseguida pasaba con fluidez a los misterios dolorosos, y cuando se ponía trágica temblaba el misterio. Era muy jerezana, pero se hizo en Madrid y amaba apasionadamente a esta ciudad. Hay quien dice que ella sola era más divertida y diversa que la vida de la capital en los años ochenta. Lola siempre fue más moderna.

Su vida fue de vértigo, y algunas de sus hazañas hace palidecer a las novelas de aventuras, amores y frenesí. También tenía una vena épica sorprendente. Creo que fue en 1975 cuando se organizó aquella memorable huelga de actores. La policía detuvo, entre otros artistas, a la cantante Rocío Dúrcal por subversiva. Lola se enteró del desatino y montó en cólera. Ni corta ni perezosa, fue como una exhalación, ya de madrugada, a la Dirección General de Seguridad, en la Puerta del Sol. Los policías de guardia se quedaron atónitos escuchando bramar a la Lola de España en contra de las autoridades y exigiendo a gritos la inmediata libertad de Rocío Dúrcal y del resto de los artistas detenidos en las mazmorras. Nadie se atrevió a levantarle la voz. Menuda era la Faraona.

Estos días se le harán varios homenajes, pero el más entrañable, sin duda, será el de su hija Lolita, que presenta el disco Un regalo para mi madre. Sin intentar imitar lo inimitable, Lolita interpreta las más bellas canciones de Lola Flores con un cuarteto de jazz y un sosiego apasionado en la voz y en los matices. La pena, penita, pena se convierte en un remanso sereno. Es seguro que Lola Flores monta en el cielo esta semana una juerga flamenca con San Pedro de palmero. Es seguro que desde allí nos echará una manita para conseguir la capitalidad olímpica. Qué mujer.

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