La sentencia respalda a Aznar y contradice la postura de Garzón

La sentencia sobre la bomba en el Intercity notificada ayer constituye un respaldo a la tesis defendida por el ex presidente del Gobierno José María Aznar y el ex ministro del Interior del último Gobierno del PP, Ángel Acebes, en la comisión de investigación del Congreso sobre el 11-M.

Aznar y Acebes justificaron que se hubieran atribuido inicialmente a ETA los atentados del 11 de marzo de 2004 en que el modus operandi era similar al utilizado tres meses antes cuando los etarras intentaron perpetrar una masacre en la estación de Chamartín el día de Nochebuena.

Al mismo tiempo, la resolución lleva la contraria a la postura mantenida por el juez Baltasar Garzón en su libro de memorias titulado Un mundo sin miedo, en el que señalaba que ETA no buscaba una carnicería, ya que los etarras tenían intención de avisar de la colocación del artefacto.

El tribunal admite que los terroristas iban a avisar de la colocación de la bomba, aunque lo interpreta más como una reivindicación que como un deseo de evitar daños a las personas. Sin embargo, la sentencia abunda en esa posibilidad, ya que agrega poco después que el tiempo que hubiera mediado entre el supuesto aviso y las explosiones -45 minutos- es escaso, de forma que, en el mejor de los casos, "los procesados tuvieron que representarse que la explosión habría afectado, al menos, a los miembros de los equipos de desactivación de explosivos".

Aunque insiste en la posibilidad de la masacre: "Es evidente que cualquier persona es consciente de que una explosión de esa magnitud en el andén de una gran estación como la de Madrid-Chamartín en la tarde del día 24 de diciembre produciría como resultado la muerte de un gran número de personas".

La sentencia no contempla la posibilidad de que la estación hubiera sido desalojada por el aviso de los terroristas y que la masacre, en ese caso, no se hubiera producido. Tampoco aprecia que ETA no ha provocado atentados indiscriminados desde el atentado de Hipercor.