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Reportaje:

Diez años de una polémica carretera

El tráfico crece un 5% anual en la autovía que une Navarra con Guipúzcoa, que nació marcada por la violencia de ETA

Tal día como ayer, hace diez años, las autoridades vascas y navarras inauguraban la autovía de Leizarán (A-15), 46 kilómetros de vial que unen Guipúzcoa y Navarra. Ese 5 de mayo, cientos de conductores y pasajeros decían adiós al tortuoso camino que debían recorrer hasta entonces para trasladarse de una provincia a otra. Ese día también, en la mente de todos estaba ETA, que, escudándose en una defensa de la naturaleza y en supuestos intereses militares, se opuso al proyecto inicial, asesinó a cuatro personas relacionadas con las obras y dejó heridas a otras nueve. No faltaron tampoco las amenazas y extorsiones. La construcción de la nueva carretera se convirtió así en un conflicto político que concluyó cuando el PNV y el PSE aprobaron un nuevo trazado para el tramo guipuzcoano negociado con Herri Batasuna.

Cada día pasan por la A-15 16.000 vehículos, frente a los 6.000 que rodaban por Azpiroz

Una década después, la mejora "histórica" de la comunicación entre Guipúzcoa y Navarra y la polémica volvieron a compartir ayer mesa al celebrar la apertura de la A-15, una autovía que empezó a fraguarse hace 20 años. Entonces, el Gobierno navarro y la Diputación de Guipúzcoa "dieron el paso más difícil, ponerse de acuerdo para hacer una infraestructura valiente y complicada", recordó el consejero navarro de Transportes y Obras Públicas, Álvaro Miranda, en el acto celebrado en Berastegi, en la muga entre ambos territorios.

La autovía nacía para acabar con la deficiente comunicación entre Guipúzcoa y Navarra, que veían a la vez la oportunidad de mejorar su conexión con el Mediterráneo y con Europa, respectivamente. Su entrada en funcionamiento dejó atrás los interminables y accidentados viajes a través del valle de Araxes y el puerto de Azpiroz, una hora y media de viaje en la que era muy difícil no sufrir un mareo en las innumerables curvas de una estrecha carretera con un carril para cada sentido.

El 5 de mayo de 1995, tras un lustro de obras, los vehículos empezaron a rodar por la autovía de Leizarán, un vial de 46 kilómetros (29 discurren por Navarra y 17 por Guipúzcoa) que permite a los turismos llegar de Pamplona a San Sebastián en unos 50 minutos.

Su construcción, complicada técnicamente por la montañosa orografía, requirió una inversión total de 420,7 millones de euros (70.000 millones de las antiguas pesetas). Se convirtió así en la carretera más cara ejecutada hasta ese momento en Guipúzcoa, donde se concentra la parte más irregular del terreno, que tuvo que pagar 9,6 millones de euros (1.600 millones de pesetas) por kilómetro.

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El resultado: una carretera con nueve túneles -el más largo, el de Belabieta, de 1,8 kilómetros- y otros tantos viaductos. Por ella circulan actualmente cada día 16.000 vehículos, frente a los 6.000 que rodaban por Azpiroz. El tráfico crece cada año un 5%, pero también es una vía que registra importantes problemas, cuando no tiene que ser cerrada, cuando cae una fuerte nevada.Además de las víctimas de ETA, la ejecución de esta carretera se cobró la vida de un matrimonio, cuya casa fue aplastada por un desprendimiento de rocas. Y apenas unos meses después de su inauguración, cuatro miembros de una familia morían en la confluencia de la autovía con la N-I después de que un camión que se disponía a abandonar la A-15 se les cayese encima. El suceso hizo arreciar las críticas de los transportistas, que tenían problemas para poder frenar sus camiones por el fuerte desnivel (un 6%) de los últimos kilómetros de acceso a Andoain. Se habilitaron entonces zonas de frenado.

Más allá de las virtudes y defectos de cualquier infraestructura, la autovía que une Navarra y Guipúzcoa es un proyecto marcado por ETA. Las legítimas quejas de grupos ecologistas y ciudadanos preocupados por el impacto ambiental de la futura carretera en el valle de Leizarán quedaron desvirtuadas cuando la banda armada entró en acción. El diputado general de Guipúzcoa, Joxe Joan González de Txabarri, recordó ayer el comunicado en que ETA aseguró que la autovía se había proyectado como "un paso para las tropas de la OTAN". "Una década después constatamos que por aquí pasan ciudadanos libres. Son suficientes diez años para poner a cada uno en su sitio", subrayó.

La coordinadora Lurraldea, encabezada por el entonces concejal de Herri Batasuna en Tolosa Jonan Fernández -actual coordinador del movimiento social por el diálogo Elkarri-, se puso al frente de las protestas contra la autovía. Lurraldea terminó mediando en la modificación del trazado oficial que el PNV y el PSE, partidos que controlaban la Diputación de Guipúzcoa en 1992, consensuó con HB, en medio de las quejas del resto de los grupos de la oposición (Eusko Alkartasuna, que meses antes se había visto desbancada de la presidencia de la Diputación por el acuerdo entre peneuvistas y socialistas, EUE y el Partido Popular), que lo interpretaron como una cesión a ETA y a Herri Batasuna. El proyecto finalmente aprobado apenas se diferenciaba de la alternativa Muga, la defendida por HB. La única novedad era la construcción de un túnel de 700 metros para atravesar el monte San Lorenzo.

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