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ELECCIONES EN REINO UNIDO | Los candidatos

Un 'halcón' que olvidó sus orígenes

El conservador Michael Howard ha convertido la lucha contra la inmigración en la bandera electoral de su partido

A lo largo de su dilatada carrera política, Michael Howard (64 años), ha demostrado tanta dureza en su pensamiento político como flaca memoria acerca de sus orígenes. Nacido Michael Heacht un 7 de julio de 1941 en Gorseinon, un pueblecito minero no lejos de Swansea, al sur de Gales, hijo de un inmigrante judío de Rumania, probablemente no estaría viviendo en el Reino Unido si él hubiera sido el ministro del Interior de la época.

Aunque hasta hace poco se creía que su familia llegó a Gran Bretaña como asilados políticos huyendo de los nazis, en realidad su abuelo entró como inmigrante ilegal y su padre, que llegó unos años después, ocultó ese dato en 1947, cuando presentó los papeles para pedir la naturalización y cambiar su nombre original, Bernat Heacht, por el más anglófono Bernard Howard. Aunque dijo que sus padres (los abuelos paternos de Michael), habían muerto en Auschwitz, sólo la abuela había caído en manos de los nazis pero el abuelo vivía, quizá aún como ilegal, en Londres.

El descubrimiento de su verdadera historia no ha modificado las posiciones de Michael Howard, quien en los años noventa endureció las leyes de asilo para frenar la llegada de refugiados de la guerra de Bosnia y quien en esta campaña ha convertido la lucha contra la inmigración y el asilo político en su bandera electoral. "Ha sido una sorpresa para mí. Lo que hizo mi padre está mal. No puedo pasarlo por alto, pero tampoco me crea un problema porque yo personalmente no he hecho nada malo", dijo al conocer la verdad.

Michael Howard no cae simpático a la prensa ni a la opinión pública, pero con su llegada al liderazgo tory en noviembre de 2003, cuando el grupo parlamentario destituyó a su efímero antecesor, Iain Duncan Smith, los debates en los Comunes ganaron muchos enteros.

Abogado de profesión

Elocuente orador pese a su dificultad crónica para pronunciar la palabra people (gente), sus duelos con Tony Blair han ofrecido momentos memorables y han quedado en tablas. Pero a pesar de su verbo fácil, cultivado en los tribunales, a este abogado de profesión le costó llegar al Parlamento. Lo intentó en 1970 y en 1974, pero no lo logró hasta las elecciones de 1983. Fue aquélla una buena cosecha: Howard, Blair, Gordon Brown e incluso Charles Kennedy consiguieron entonces su primer escaño.

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Howard, siempre tory, aunque criado en tierra de laboristas de la vieja escuela, ascendió con rapidez y entró en el Gobierno en 1985. Tras ocupar varios cargos secundarios, su estrella empezó a brillar en 1988, cuando impulsó la polémica poll tax (impuesto municipal) y sofocó la rebelión que había provocado en las propias filas conservadoras. Tras ocupar varios cargos ministeriales, en 1993 llegó al Home Office (Ministerio del Interior), donde forjó una fama de halcón que ya nunca le abandonaría. "Yo sé lo que crea el crimen: los criminales", decía. "La cárcel funciona", proclamó, y elevó la población reclusa un 50% en cuatro años.

"Tiene algo de la noche", le definió una vez en los Comunes su hasta entonces viceministra, Ann Widdecombe. La descripción era una forma nada sutil de enlazar los orígenes rumanos de Howard, su personalidad y su aspecto, con el conde Drácula. Así le han presentado siempre las crueles caricaturas de la prensa británica.

Su biografía oficial le define como un hombre "trabajador, justo, honesto, tolerante y patriota". Honesto, quizá. Trabajador, seguro. Patriota, sin duda. Pero la tolerancia es una virtud discutible en un hombre que en 1988 impulsó la llamada Sección 28, una ley homófoba que no fue abolida hasta 2003.

Tampoco la justicia parece propia de un superior que en 1995 echó antes de tiempo la culpa de una polémica fuga de criminales a un subordinado, John Marriott, un funcionario que había enviado 70 memorandos al Home Office advirtiendo de la falta de seguridad de la instalación.

"John fue utilizado por Howard como una pelota de fútbol. Eso hace de él un intimidador y, si alguna vez es elegido primer ministro, yo me voy de este país", dijo la viuda de Marriott cuando Howard llegó a la cima del Partido Conservador.

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