El Gobierno suprimirá la gasolina 'súper' de 97 octanos a final de año
La medida se aprobará en pocas semanas y afectará a los coches con más antigüedad
La gasolina súper de 97 octanos, más cara y contaminante y que utilizan los coches más antiguos, tiene los días contados. El Gobierno prepara un real decreto, que será aprobado en las próximas semanas, para suprimir la venta de este tipo de combustible a partir de diciembre de 2005. La gasolina súper con plomo se suprimió en 2001, pero, para no provocar un caos en el parque automovilístico, se sustituyó por un tipo de gasolina de 97 octanos, sin plomo, pero con aditivos de potasio. El pasado año, las ventas de este tipo de gasolina fueron el 11,7% del total.
La supresión de la gasolina súper de 97 octanos tendrá dos efectos beneficiosos, según fuentes al tanto de la medida que prepara el Ministerio de Industria. Por un lado, contribuirá a reducir la contaminación ambiental, ya que se calcula que entre un 20% y un 30% de los vehículos en circulación, los más antiguos y que consumen precisamente la gasolina con más aditivos, provocan el 80% de la polución debida a los coches.
Por otro lado, la medida liberará capacidad logística de la Compañía Logística de Hidrocarburos (CLH) que será utilizada para atender la demanda de otros carburantes que, como el gasóleo, ha crecido de forma importante en los últimos años.
Además, la supresión de la venta de gasolina de 97 octanos puede contribuir a acelerar la renovación del parque automovilístico, que cuenta con más de 19 millones de vehículos, de los cuales en torno al 36% tiene una antigüedad de más de 10 años.
Más cara
El pasado año, según datos del último Boletín Estadístico de Hidrocarburos, se consumieron en España 7.661 kilotoneladas métricas de gasolinas para automoción. De ese total, 897 kilotoneladas métricas, cerca del 12% del total, correspondieron a la gasolina súper de 97 octanos. El precio de esta gasolina es, por término medio, según datos del Ministerio de Industria, en torno a un 5% más cara que la gasolina sin plomo de 95 octanos, la más vendida. La gasolina con mayor demanda es la sin plomo de 95 octanos (76,7% de las ventas en 2004), seguida de la gasolina de 98 octanos (11,6%).
Según las fuentes consultadas, la desaparición en las estaciones de servicio de la gasolina más contaminante no supondrá quebranto alguno para los vehículos que aún la utilizan. Podrán utilizar gasolina sin plomo y asegurar el rendimiento de los motores añadiendo un aditivo cuyas proporciones se recomendarán en las propias gasolineras. Tampoco las gasolineras sufrirán grandes consecuencias en su negocio y más bien, verán facilitada la labor de distribución y venta.
A diferencia de lo que sucedió en el año 2001, en esta ocasión, la decisión de suprimir la gasolina súper sin plomo no viene impulsada por norma comunitaria alguna.
Hace cuatro años, el Gobierno del PP decidió suprimir la venta la gasolina con plomo de 97 octanos, la súper tradicional, forzado por las directivas comunitarias, que obligaban a la desaparición de la venta de gasolina con plomo en enero del año 2002.
El Gobierno de entonces adelantó seis meses la medida, pero autorizó la venta de gasolina sin plomo de 97 octanos (el índice de octanos mide la capacidad antidetonante de las gasolinas) con aditivos de potasio y sin metales pesados.
Pero con todo, la nueva gasolina de 97 octanos, denominada en su momento nueva súper, sigue siendo más contaminante, y más cara, que las gasolinas sin plomo de 95 y 98 octanos. De ahí la decisión de suprimirla.
Reglamentación
España no es el único país que parcheó la reglamentación comunitaria en materia de combustibles menos contaminantes hace tres años. Bélgica, Holanda, Luxemburgo, Francia, Grecia, Portugal y Reino Unido venden todavía un combustible similar al que ahora se retira en España.
Obligados a cumplir con el Protocolo de Kioto, que limita el crecimiento de emisiones de gases de efecto invernadero en 2012 a un máximo del 15% sobre las cifras registradas en 1990, la medida de suprimir combustibles muy contaminantes afecta a uno de los sectores denominados difusos (transporte y sector residencial) que originan el 60% de la contaminación ambiental y ensucian más, en conjunto, que el sector empresarial-industrial.
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