Reeditan 'El mundo de Juan Lobón', la vida de un furtivo durante la posguerra

La novela El mundo de Juan Lobón, del escritor gaditano de adopción Luis Berenguer, que narra la peripecia vital de un cazador furtivo en la sierra gaditana, ha sido rescatada en una cuidada edición, ilustrada con grabados de Marina Arespacochaga y con textos de Juan Delibes y José María Parreño.

Cairel Ediciones ha inaugurado su Biblioteca de relatos de caza con esta novela que, ambientada en los largos años de la posguerra, está inspirada en un personaje real, un vecino de la localidad gaditana de Alcalá de los Gazules, que llevó el nombre de José Ruiz Morales, aunque en su pueblo fue conocido con el de Perea, quien durante años vivió en un lobón, como se denominaba en esta comarca serrana a ciertas cuevas.

Ingeniero naval y capitán de fragata, nacido en El Ferrol en 1923, Berenguer quedó tan fascinado por la figura de Perea que se aficionó a la caza "sólo por estar a su lado y escucharle", según recuerda José María Parreño. Autor de la introducción a la presente edición, Parreño destaca que si bien el mundo de Juan Lobón puede parecer hoy tan lejano como "el de los aborígenes de cualquier rincón exótico del planeta", se trata de la España rural de hace poco más de medio siglo.

Entre los méritos literarios de la obra destaca que haya preservado "un vocabulario en vías de extinción y un fascinante universo verbal". "La sensación de realidad y vida que emana de esta novela se debe en gran medida a la hazaña de haber atrapado en sus páginas, como si de una mariposa se tratara, la fugacidad del lenguaje oral de la baja Andalucía antes de que fuera allanado por horas de televisión y contaminado por el turismo masivo", añade Parreño. El mundo de Juan Lobón fue la primera novela de Luis Berenguer, uno de los escritores más destacados del movimiento literario que a finales de los sesenta se llamó Narraluces o generación de narradores andaluces. Esta novela, que tiene su versión cinematográfica y de la que sus recientes editores no se explican que hayan transcurrido tantos años sin ser reeditada, le valió a Luis Berenguer el premio de la Crítica de 1968, y al año siguiente obtuvo el Nacional con Marea escorada.