Alertas tempranas
Dice Maquiavelo en su obra El Príncipe que es un defecto común de los hombres no pensar en la tempestad cuando el mar está en calma. Si las crisis cambiarias acontecidas en los últimos años en Latinoamérica se asimilan a la tempestad, no cabe duda de que la situación actual podría considerase como de absoluta tranquilidad. Conviene, por tanto, ser conscientes del riesgo de que se produzcan episodios de fuerte volatilidad de los tipos de cambios de las divisas latinoamericanas, no tanto en el corto plazo, como sí en el medio plazo.
Para ello, y a pesar de las divergencias entre países, es útil comparar la situación actual con la vigente en la anterior crisis cambiaria (finales de los noventa) y analizar aquellos indicadores con una mayor capacidad de anticipación. En su último Boletín Mensual el BCE apunta que la situación económica de Latinoamérica parece haber mejorado, aunque está más expuesta que Asia a riesgos de desaceleración, debido a sus niveles más elevados de endeudamiento público y exterior. El déficit público, aunque se ha reducido en la mayoría de países latinoamericanos, todavía persiste (a diferencia de las economías asiáticas) y constituye, por tanto, una referencia obligada.
Es previsible un menor crecimiento, con el consiguiente impacto en el comercio internacional, así como en la cotización de las materias primas
Además del comportamiento de las finanzas públicas en aquellos países existen alertas tempranas adicionales que conviene escrutar, particularmente el dinamismo de los dos principales clientes de Latinoamérica: EE UU y China. En ambos casos es previsible que asistamos a partir de ahora a un menor crecimiento, con el consiguiente impacto en el comercio internacional así como en la cotización de las materias primas, una de las claves del fuerte crecimiento de Latinoamérica en 2004.
Variables a vigilar son también, aunque en este caso más vinculadas con la coyuntura interna, la desaceleración que se observa ya en algunos países en el crecimiento interanual de variables como la producción industrial y las ventas al por menor, y el reciente incremento de la inflación. La presión al alza de los tipos en dólares y el consiguiente impacto amplificador que habitualmente tiene sobre los spread crediticios de los bonos de riesgo elevado, entre los que se encuentran precisamente los emitidos por la mayoría de países latinoamericanos, es otra de ellas.
Daniel Manzano y Meritxell Soler son profesores de la Escuela de Finanzas Aplicadas.
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