La estela de la música magrebí
El musicólogo Rabah Mezouane y la cantante Mouna Amari han participado en un simposio en Barcelona
La música magrebí y su enseñanza y aprendizaje en Europa han sido el foco de atención del simposio organizado bajo el lema Les músiques del Magrib por la Escuela Superior de Música de Cataluña en colaboración con el Instituto Europeo del Mediterráneo. Durante tres días se ha estudiado su particular expansión internacional hasta alcanzar importantes grados de popularidad englobada en el fenómeno de las músicas del mundo.
Aspectos como el papel de la mujer dedicada a la música en el mundo árabe y las diferentes vías que han convertido esta música en un fenómeno internacional fueron tratados por la cantante y pedagoga tunecina Mouna Amari y por Rabah Mezouane, musicólogo y director de la programación musical del Institut du Monde Arabe de París.
"La música magrebí ha ido creciendo como la mala hierba, no deseada pero imparable"
"La música magrebí se ha tomado su tiempo, pero al final se ha ganado el reconocimiento internacional que merecía", afirma Mezouane, quien recuerda que la primera manifestación musical magrebí en Europa tuvo lugar en la Exposición Internacional de París de 1900 de la mano de uno de los pioneros de la etnomusicología: Francisco Salvador Daniel, el primero que pasó a pentagramas las melodías árabes. "Orquestas marroquíes y argelinas tocaron en esa exposición, pero la cruda realidad es que fueron observadas como animales de zoológico. Como máximo, se consideraba su música un arte menor. Será necesario esperar hasta la emigración masiva de obreros no especializados a Paris en los años cincuenta para que la música magrebí vuelva a escucharse en Europa, en este caso en los cafés en los que estos obreros, hombres solos, se reunían para rememorar la nostalgia de su tierra y el hipotético regreso. Incluso la casa Philips editó algunos discos destinados a esa comunidad".
El primer gran éxito europeo lo cosechó Idir en 1970 cuando entró en el hit parade francés. El siguiente paso fue la eclosión del rai en la década de 1980. "El rai ha conseguido instaurarse como una verdadera corriente musical tras haber hecho algunas concesiones a la industria musical occidental", prosigue Mezouane. "No ha sido fácil porque Francia, país en el que todo comenzó, no estaba inicialmente muy dispuesta a aceptar a la población magrebí. Debido a su pasado colonial y a las guerras reciente, los franceses antes aceptaban a un negro que a un magrebí. En todos los niveles. En la selección francesa de fútbol costó aceptar a Zidane, pero anteriormente futbolistas negros habían triunfado sin problemas. Así, músicos magrebíes de nacionalidad francesa, que vivían, pagaban sus impuestos y realizaban todo su trabajo en Francia, eran clasificados como variedades internacionales". El resumen de Mezouane es contundente: "La música magrebí ha ido creciendo como la mala hierba, no deseada pero imparable".
Hablar de la mujer en esa música es aumentar todavía más los niveles de segregación, pero ya en sus propios países de origen. "La mujer ha estado siempre presente en la música magrebí, pero no se ha reconocido nunca su papel", explica Mouna Amari con el total asentimiento de Mezouane. "La mujer dedicada a la música nunca ha estado bien vista en la sociedad árabe. Si ya esta profesión ha sido problemática para los hombres, aún ha sido peor para las mujeres. Además, los lugares en los que se interpretaba música no eran socialmente aceptados". "Rimiti, la gran dama del rai, ha explicado en muchas ocasiones los problemas y agravios que tuvo que sufrir a lo largo de toda su vida", apostilla Mezouane. "Y no podemos olvidar que en los primeros discos de Idir no figuraba ninguna explicación ni ninguna foto, por precaución".
"Todo esto está cambiando en los últimos años", prosigue la cantante tunecina, que puede hablar en primera persona de los problemas vividos al ingresar en el conservatorio. "El Corán puede interpretarse de muchas formas y, si se sigue una interpretación incorrecta, puede producirse este tipo de problemas. Las interpretaciones intolerantes son las que han hecho que muchas mujeres dedicadas a la música hayan tenido que exiliarse".
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