Ante la Embajada india
Desde que el Gobierno empezó con el proceso de regularización de los inmigrantes en España, a las puertas de la Embajada de la India en Madrid hay absolutamente todos los días una larguísima cola de gente que espera su turno para obtener lo que necesitan para dejar de ser considerados ilegales. Sería algo normal y admisible si no fuera porque esa cola es interminable, y digo interminable porque está ahí las 24 horas del día. Se me cae el alma a los pies cuando por la noche veo a esas pobres personas durmiendo en plena calle, todas alineadas, como las teclas de un piano roto, perdiendo toda su dignidad, mientras a escasos 10 metros los coches de lujo esperan a que los comensales de uno de los restaurantes más caros de Madrid terminen de cenar.
Yo me pregunto, ¿cómo puede dormir tranquilo el embajador indio sabiendo que sus compatriotas, sus hermanos, aquellos a los que debe cuidar y proteger, duermen en plena calle?, ¿es que no puede hacer un esfuerzo y abrir la embajada día y noche hasta que todas estas personas hayan conseguido lo que buscan, aunque sea contratando trabajadores temporales?, ¿o habilitar alguna dependencia de la embajada para que puedan dormir sin pasar frío? Señor embajador de la India, por favor, le ruego que haga algo inmediatamente para ayudar a los suyos, y tenga un poco de compasión.
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