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Crítica:POESÍA
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Para navegantes en sueños

Fue un gran imaginativo y un poeta de lo imposible, quizá como todos los poetas. Pero si quisiéramos ser un algo más heterodoxos, como le gustaba a él, habríamos de decir que la obra plural y unitaria de Rafael Pérez Estrada ( Málaga, 1934-2000) se podría dividir en dos momentos extrapoéticos que no extraliterarios: cuando en los años setenta y ochenta, en aquella Málaga que él llamaba en sus cartas Alejandría, se contentaba con ser un notable abogado matrimonialista, gente bien de la ciudad, y autor de poemas y relatos poemáticos, editados generalmente en cortas y bonitas ediciones de la tradición tipográfica malacitana. Entonces Pérez Estrada era un autor de minorías, muy del gusto "novísimo" -de la época, quiero decir- al que todos cuantos se incorporaban a la literatura más viva saludaban con respeto por aquella minoritariedad exquisita. Y un segundo periodo (los noventa, especialmente) cuando Rafael, sin dejar de ser fiel a la heterodoxia, sin dejar de proteger como un Papa del pop literario a bastantes sintecho de la literatura, seguía practicando su arte exquisito (buscando ya la hibridez, fuera de los distingos entre poesía y prosa) pero añorando claramente -cosa que parecía no ocurrirle antes- un éxito mayoritario que buscaron sus novelas últimas -como La extranjera, de 1999- pero que no llegó a ocurrir. Rafael Pérez Estrada murió, desdichadamente antes de tiempo, siendo un raro lujoso. Yo creo que es lo que era y lo que debió siempre ser.

BAJO EL CIELO INDECISO

Rafael Pérez Estrada

Calambur. Madrid, 2005

139 páginas 12 euros

Bajo el cielo indeciso es una

colección de poemas inéditos, preparada por su albacea literario, José Ángel Cilleruelo (en prosa o en verso, "versiprosas" las llamé un día), escritos entre 1987 y poco después de l996, pero en torno a ese último año la mayoría. La rica y fina imaginación de Pérez Estrada estalla y asombra por todas partes, sin decir que nos dé nada de su mundo que no supiéramos: la exquisitez del sueño, la paradoja del onirismo, la fantasía como huida e incardinación en la vida: "El muchacho orina. De pronto -he aquí el milagro-, los hilos de la ducha se hacen de oro". Entre el poema en prosa, el relato poético o la sucesión de aforismos, nos da igual. Es poesía siempre. Y en algún momento hasta parece un poeta social a su modo (no era ése su camino, en absoluto) cuando en el poema Esta tarde... hace una crítica, a la vida, al presente, criticando un día en la televisión. Pero no necesita imágenes prestadas, quien puede enlazar éstas: "El peinador de sauces es un alucinado de parques y jardines". O esta otra: "De repente vi salir de las aguas la maravilla de un cuerpo azul". Los que quieran quedarse con el asombro de la fantasía no podrán sino aplaudir: Pérez Estrada fue un contumaz maestro. Los que quieran ser más críticos, hablarán de cierta superficialidad brillante. Como si contento con sus imaginaciones, al poeta le hubiera faltado algo de hondura. Unos y otros -ello sí- estarán de acuerdo, ante estos poemas póstumos que prolongan lo sabido, en que Rafael Pérez Estrada (estupendo dibujante, además) fue un refinado, un espíritu suntuoso que quiso regalarle a la vida todo lo que a la vida cotidiana le falta. O, más llanamente, que nos hizo ver lo que los demás no vemos. Yendo la literatura por donde va (principalía de la novela, entre otras cosas) Rafael sólo puede seguir siendo destello, faro de minorías...

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