Enemigo en casa

Han cambiado de protagonista (Ice Cube por Vin Diesel, ambos igual de inexpresivos) y de director (Lee Tamahori, por Rob Cohen, en lo que han salido ganando con creces), pero la gran novedad de xXx2 es que el malo no es un terrorista islámico, del este de Europa o de Latinoamérica, sino el mismísimo secretario de Defensa de Estados Unidos, que pretende derrocar al presidente por lo militar. Bienvenidos sean los cambios de actitud.

Producto cinematográfico vacío de contenido, pensado para los habituales consumidores de las grandes superficies, xXx2 acumula guiños para los especialistas en diseño y mecánica de coches; para los fanáticos de los videojuegos ("practicamos un robo de helicóptero a lo Grand Theft Auto"), y para los seguidores del rap ("las guerras vienen y van, pero mis soldados son eternos", una frase que hubiesen podido pronunciar Napoleón o Patton y que en realidad es de Tupac Shakur). La pena es que el dinero gastado (120 millones de dólares) y la capacidad de Tamahori para crear secuencias de acción se dediquen a ilustrar historias tan burdas y frívolas como ésta, tanto que los 20 minutos finales parecen de ciencia-ficción. Mal que nos pese, será un éxito de taquilla.