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Columna
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Cuadratura del círculo

El 17 de abril fue fructífero en noticias. Las encabezaba una en la primera página de este suplemento, El interés de los británicos por otros destinos frena el ritmo de la inversión inmobiliaria en Alicante, donde se describía la morosidad que ha empezado a matar la gallina de los huevos de oro que desde hace lustros no cesaba de enriquecer a los constructores de la Comunidad Valenciana. Al parecer, en algunas zonas las ventas de chalés han disminuido un 30%, pues la masificación urbanística indiscriminada, los robos y la violencia callejera desvían a los ingleses -la colonia más numerosa de extranjeros- a otros destinos menos complicados, como Croacia o Turquía.

Y, pese a ello, el nuevo presidente de la patronal de promotores inmobiliarios, Francisco Murcia Puchades, declaraba aquí el día 17, en la página 4, que el tirón de orejas que la Comisión Europea le acaba de dar al gobierno local al condenar la legislación urbanística que padecemos "desprestigia a toda la Comunidad Valenciana". Hay que tener rostro para lanzar así balones fuera. Los constructores, acostumbrados a ganar millones sin rendir cuentas a nadie, se las dan ahora de vírgenes ofendidas y pretenden incluirnos a todos en un desmadre que sólo les incumbe a ellos y a la clase política que los sustenta.

Además, tras hacer caso omiso de la primera noticia a que he aludido, Murcia Puchades afirma que el futuro consiste en seguir edificando sin freno: en la costa (¿dónde, si ya no hay arena, sino cemento?) y asimismo en el interior. Y, por si fuera poco, aconseja construir más campos de golf en el desierto de Alicante, para lo cual, añade, hará falta mucha agua... Pero como, según él, la desalación no es buena (¿por qué?), habrá que traerla de otro modo. ¿Lo adivinas, lector?, se refiere al trasvase.

Ante argumentos tan surrealistas no sé si reír o llorar, porque es que, encima, en la página 5 el presidente Camps le sigue la onda a este albañil de lujo y vuelve con la cantinela de que los valencianos no debemos cejar en la reivindicación del trasvase del Ebro, con lo cual el ciudadano reflexivo, ese que desconfía de los cargos públicos y de los caciques privados que nos perdonan la vida a diario, empieza a preguntarse si las declaraciones de ambos presidentes no formarán parte de un plan preestablecido en comandita para seguir aplicándonos la dosis habitual de supositorios propagandísticos.

Menos mal que en la página 7, medio oculta entre la publicidad, estaba la noticia del sentido común: La Fundación Nueva Cultura del Agua premia a Xúquer Viu. Para los no valencianos, aclararé que Xúquer Viu es un colectivo de activistas creado con el fin de proteger el río Júcar, su acuífero y L'Albufera de los desmanes del gran capital, es decir, del Partido Popular de Camps y de sus socios los constructores inmobiliarios de Murcia Puchades, empeñados en la cuadratura del círculo de un desarrollo infinito dentro de un territorio con recursos finitos, y todo por hacerse más ricos de lo que ya son, aunque sea a costa de sumirnos en una hecatombe ecológica cada vez más cercana.

Sé que es inútil denunciar estas cosas, pero deseo que en el futuro, cuando ya nada tenga remedio, quede claro en las hemerotecas que algunos no éramos tontos.

www.manueltalens.com

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