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Fischer se juega hoy su futuro político por el 'caso de los visados'

El ministro de Exteriores de Alemania declara ante el Parlamento

El ministro alemán de Asuntos Exteriores, el líder de Los Verdes, Joschka Fischer, se juega hoy su carrera política, e incluso el futuro de la coalición de Gobierno, en su comparecencia ante la comisión del Parlamento Federal (Bundestag) que investiga el escándalo de los visados concedidos en embajadas alemanas del este de Europa de forma masiva e indiscriminada. Por primera vez en la historia de Alemania las cámaras de televisión tienen acceso a una comisión de investigación del Bundestag.

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Fischer anuló todas las citas para el fin de semana, incluso la misa de coronación del Papa alemán en Roma, para preparar su intervención ante la comisión parlamentaria. El presidente de la misma, el diputado socialcristiano de Baviera Hans-Peter Uhl (CSU), recurrió a un símil cinematográfico para describir la situación de Fischer ante su interrogatorio y mencionó una película del Oeste clásica: Solo ante el peligro. El dominical Welt am Sonntag publicó ayer una crónica titulada 'El miedo del ministro ante el micrófono'. Resume el periódico: "Las cámaras de televisión acompañarán las respuestas de Fischer. Emitirán al país el interrogatorio. Una palabra equivocada y la carrera de Fischer podría concluir de forma abrupta. Él lo sabe".

El líder de Los Verdes, a quien en su partido llaman "Dios padre", es un puntal de la coalición con los socialdemócratas (SPD), que gobierna en Alemania desde 1998. Hasta ahora, Los Verdes compensaban las pérdidas de votos del SPD, al que los electores hacen pagar el pato de los recortes en el Estado de bienestar. Por eso el canciller socialdemócrata Gerhard Schröder ya dio desde un principio su apoyo total a Fischer, en el caso de los visados. A Schröder no le quedaba más remedio que sostener a su vicecanciller y ministro de Exteriores porque sin él la coalición se vendría abajo.

Hasta que estalló el escándalo de los visados, Fischer era el político más popular de Alemania con gran diferencia, pero desde entonces se encuentra en caída libre demoscópica. El semanario Der Spiegel publica sondeos que ponen de manifiesto cómo Fischer ha bajado 20 puntos en la aprobación popular. Se halla casi a la altura de la dirigente de la oposición democristiana Angela Merkel (CDU) y del mismo canciller Schröder, y ya lo supera en 18 puntos el presidente federal Horst Köhler. El mismo sondeo ofrece un negro panorama para la coalición de Gobierno. A la ya clásica pregunta de qué votaría si este domingo hubiera elecciones, un 44% responde que democracia cristiana (CDU/CSU), un 30% se inclina por el SPD, 10% por Los Verdes y 6% por los liberales (FDP). Otras encuestas dan cifras aún peores para la coalición de gobierno que se encuentra en la lona y al borde del fuera de combate demoscópico, un 10% por debajo de la oposición de democristianos y liberales.

En este contexto comparece hoy Fischer ante la comisión del Bundestag para responder de la acusación de haber abierto con la política de visados de Exteriores las puertas de los países del acuerdo de Schengen a decenas de miles de presuntos turistas. Tales visados, concedidos según una resolución ministerial que establecía el principio de "en la duda, por la libertad de viaje", facilitaron el trabajo de traficantes de carne humana de toda laya: desde trabajadores ilegales a prostitutas para burdeles y clubes desde la frontera con el Oder a la punta de Tarifa.

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Fischer y su ex secretario de Estado y compañero de partido Ludger Volmer, que compareció el jueves ante la comisión, defienden que se trataba de aplicar un principio de modernidad y liberalidad a la política de visados. La oposición democristiana manifiesta que Fischer no controlaba su ministerio y es responsable por su mala gestión de la entrada de ilegales. En una reciente sentencia judicial contra un ucranio que organizó una red de entrada de ilegales, el tribunal de Colonia condenó al acusado a una pena menor por la negligencia de Exteriores en la concesión de visados.La política de visados de Fischer favorece además a la oposición, cuando las cifras de paro en Alemania superan todas las marcas desde el final de la II Guerra Mundial.

Fischer, durante un debate en la Cámara baja alemana el pasado viernes.
Fischer, durante un debate en la Cámara baja alemana el pasado viernes.EFE

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