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Reportaje:FÚTBOL

Entrenarse igual, jugar distinto

Los equipos femeninos, con 12.000 licencias, se acercan a los cánones de los masculinos, aunque reclaman el derecho a la diferencia

"El fútbol femenino, en España, está obligado a trabajar al revés que en la construcción. Aquí tenemos que empezar por el tejado, crear un referente, que ha sido la Superliga, para que las niñas se impliquen en este deporte". Íñigo Juaristi, con 16 años a sus espaldas trabajando con las mujeres en el fútbol y tres Superligas con el Athletic en su palmarés -todas las que ha disputado- cree que el fútbol femenino camina con buen paso y que la implicación de los grandes clubes -Athletic, Barcelona, Sevilla, Espanyol o Levante junto a algunos históricos como Puebla o Torrejón- está permitiendo no sólo una mayor competitividad, sino una mejora física y técnica que se advierte cada año.

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"El entrenamiento de un equipo femenino no difiere en exceso del de uno masculino", asegura, "aunque todo depende de los medios materiales y humanos de que se disponga; es decir, como en los equipos masculinos". Las mujeres del Athletic se entrenan cuatro o cinco días a la semana, según el momento del curso, e incluyen el trabajo físico, el táctico, el estratégico, el de gimnasio... "Eso se nota en los partidos frente a equipos que no tienen la misma disponibilidad", explica.

Actualmente, 12.000 mujeres juegan al fútbol oficial en España. En Alemania, uno de los líderes europeos en esta categoría, hay 800.000 licencias mientras que en Suecia y Noruega tienen 40.000.

Pero los datos globales del fenómeno resultan más aclaratorios. Se calcula que en el mundo hay 40 millones de mujeres federadas, la tercera parte que hombres. Pero, por ejemplo, hay más mujeres federadas que licencias mundiales en el fútbol juvenil. Buena parte de la culpa la tiene Estados Unidos, donde 13 millones de futbolistas son mujeres y sus partidos abarrotan los estadios. Lo que, con innumerables medios, no consiguieron los hombres lo han realizado las mujeres en aquel país.

"Tiene mucho que ver con la situación sociocultural", argumenta Juaristi; "aquí, la mujer ha tardado más en todo a la hora de ver reconocidos sus derechos. En el fútbol, también. De hecho, aún algunos mantienen criterios comparativos entre los hombres y las mujeres que no conducen a nada. Lo importante es disfrutar del deporte tal cual es. Las chicas juegan de forma más lenta, pero eso no significa que no jueguen bien. También en el tenis los hombres golpean la pelota más fuerte, pero entre las mujeres los tantos duran más y hay más juego. Disfrutemos, pues, de la diferencia".

El funcionamiento del Athletic tiene todos los colores de la profesionalidad, salvo el del dinero -cobrarán por vez primera 1.000 euros de prima por ser campeonas-: se entrenan con intensidad similar a los hombres, con idénticos argumentos físicos, y hasta sus comparecencias públicas están estructuradas un día a la semana. "Quizás haya equipos con mayor calidad que el nuestro, pero tenemos un plus de trabajo profesional que el resto todavía no tiene, aunque poco a poco lo va adquiriendo", afirma Juaristi.

A pesar de sus escasas licencias, España es la vigente campeona europea sub 19 tras vencer a la poderosa Alemania en la final, un síntoma de un país emergente en el que a la mujer futbolista aún le cuesta quitarse la imagen despectiva de marimacho. Romina Ferro, argentina y guardameta del Levante, lo resume con claridad. "Allá [en Argentina] se te ríen", declaraba a un periódico valenciano; "le dices a un hombre que juegas al fútbol y te mira de arriba abajo. Se cree que la mujer es más varonil (...) porque a la mujer se la relaciona con lo delicado, con lo frágil, y a muchos hombres una mujer fuerte les causa rechazo". La historia empieza a cambiar, pero todavía hay quien piensa que el fútbol femenino ni es fútbol ni es femenino.

Erika, del Athletic, controla el balón perseguida por una jugadora del Sabadell.
Erika, del Athletic, controla el balón perseguida por una jugadora del Sabadell.TXETXU BERRUEZO

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