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Reportaje:

El duro oficio de ser un 'extra'

Más de 300 gaditanos descubren con 'Alatriste' las dificultades de un rodaje, mientras los famosos disfrutaban de Cádiz

Javi, estudiante de 21 años, se presentó al casting de Alatriste con la ilusión de conocer a su ídolo, Gael García Bernal. Pero supo que el actor mexicano se había caído del elenco demasiado tarde: cuando quiso darse cuenta, ya era uno de los más de 300 gaditanos seleccionados para filmar escenas en la playa de La Caleta. "Al principio te dicen que todo va a salir muy bien, pero luego no es tan bonito como lo pintan", se quejaba después de una larga tarde de rodaje.

"Nos dijeron que no lleváramos nada de comer, que todo estaba previsto. Pero allí nadie ha visto un bocadillo, y después de cinco horas todo lo más que han repartido ha sido una botellita de agua. Tampoco teníamos servicios: el que quisiera orinar, a la arena", se quejaba el joven, que sin embargo destaca la amabilidad de todo el equipo. Los técnicos y actores, eso sí, "comían aparte, en la carpa, con un buen catering", afirma.

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Y mientras los actores profesionales defendían sus papeles protagonistas sobre las arenas caleteras, los extras aprendían a tener paciencia: "Toda la tarde muertos de frío para una escena que luego, en la peli, serán dos minutos. Eso por 30 euros... y seguro que luego ni me veré en la pantalla, porque me pusieron en la punta más apartada", se lamentaba Javi.

La lentitud propia del rodaje es el principal motivo de desesperación de los extras. Manolo, fotógrafo de 37 años, asegura que "cuando llevas tres horas subiendo y bajando de una barca, la única forma de no aburrirse es empezar con el cachondeo. Como estábamos muy alejados y apenas se nos veía, nos pasamos todo el rato diciendo pamplinas". Cuando creían que todo había terminado, aún hubieron de aguardar para despojarse del vestuario. "Entrábamos de dos en dos, todo el mundo deseando colarse... había chavales completamente mojados que tuvieron que esperar una hora", dice. Para defender su papel de marinero, Manolo pasó un mes dejándose crecer el cabello y las barbas. "Nada más llegar a casa corrí a afeitarme, antes incluso de cenar".

La playa que ha acogido a estrellas como Pierce Brosnan, Halle Berry o Anthony Quinn se hallaba envuelta en un secretismo hermético. Los fotógrafos padecían mil trabas para realizar su trabajo, el tráfico de los alrededores era cortado y los curiosos obligados a contemplar desde muy lejos el espectáculo. Pero cuando la voz del director Agustín Díaz Yanes gritaba "¡corten!", el equipo de Alatriste aprovechaba para disfrutar de Cádiz en mejores condiciones que sus sufridos extras: pachangas futboleras en la playa, paseos y copas nocturnas para liberar tensiones fueron sus pasatiempos recurrentes.

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Alrededor de 140 habitaciones ocuparon los técnicos y actores del film en el Hotel Playa Victoria, a tiro de piedra de los bares de la calle Muñoz Arenillas. "Todo se ha desarrollado con mucha normalidad. A los actores los hemos visto poco, porque ni siquiera comían aquí. Yo sólo he podido entregarle a Viggo Mortensen la llave de su habitación", comentaba con cierta resignación la recepcionista.

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