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Reportaje:

Las batas amigas

El hospital Virgen Macarena crea puestos de enfermería para orientar a familiares y enfermos

Tereixa Constenla

La información calma la ansiedad. Una conclusión avalada por el sentido común, pero también por estudios científicos. Y un ingreso hospitalario genera altas cotas de ansiedad en pacientes y familiares, sobre todo cuando incluye una visita al quirófano. Para disminuir esa angustia, el hospital Virgen Macarena, en Sevilla, ha elaborado un plan de atención al paciente, que incluye la creación de figuras de enfermería dedicadas en exclusiva a informar a enfermos y parientes de forma directa y cercana.

En 2004 se estrenó la primera de ellas, la monitora de bienvenida, una enfermera que recorre las habitaciones para saludar a los nuevos ingresados y detenerse con los más desvalidos como los ancianos solitarios. Rocío Machuca Ortega y Carmen Hidalgo Romero realizan a diario estos recorridos en los que entregan una bolsa de aseo, una guía del usuario y un cuestionario para medir su satisfacción al recibir el alta. "Muchas de las cosas que vemos a diario son problemas sociales, en verano sobre todo tenemos mayores, crónicos; por regla general agradecen muchísimo que les acompañes un ratito", expone Hidalgo.

Las monitoras de bienvenida han propiciado un descenso de las quejas

Entre 90 y 100 enfermos ingresan a diario en este hospital que cuenta con 1.300 camas. Fuera del cometido de Rocío y Carmen quedan las zonas de paritorio, urgencias y quirófanos, aunque el plan de atención al paciente prevé que más adelante se creen monitoras de bienvenida en urgencias. Su misión, según la directora de enfermería, Marigros Prieto Guerrero, será informar y orientar. "El que entra en urgencias viene desorientado y necesita todo tipo de información", precisa. De hecho, la mayoría de las quejas de los enfermos obedecen a la falta de información y a las demoras, según la coordinadora del Servicio de Atención al Usuario, Mercedes Gálvez. También las conductas agresivas que en ocasiones se dirigen hacia el personal sanitario, añade Marigros Prieto.

Sólo la puesta en marcha de las monitoras de bienvenida ha propiciado un descenso de las quejas. Gálvez compara el centenar que tramitó en marzo de 2004 con las 72 que recibió en marzo de este año. Los profesionales sanitarios saben que la hospitalización genera una gran ansiedad y que ésta se dispara si contempla una intervención. "La hospitalización y la cirugía suelen ser acontecimientos agotadores para las familias", plantean.

Por los quirófanos del hospital sevillano pasan unas 70 personas al día. Desde hace unas semanas, Cristina Castaño Díez trata de tranquilizar los ánimos de casi todos los allegados de estos enfermos. Entra y sale del área quirúrgica a toda velocidad mientras vocea el nombre de algún paciente. Cuando localiza a los familiares les explica en qué fase está y cómo se encuentra. "Soy el nexo de unión que les permite mantener el contacto, les cuento qué esta pasando y el tiempo que pueden tardar", explica. La enfermera, que no sustituye el contacto con el médico encargado de transmitir la información quirúrgica, hace un seguimiento de cada enfermo desde antes de entrar en el quirófano hasta la sala de despertar. "Nos dimos cuenta de que era necesario porque en la zona de espera bastaba que pasara una bata blanca para que te abordaran", señala la directora de enfermería. Cuatro hospitales andaluces han mostrado su interés por la labor de estas enfermeras para incorporarlas a sus centros. "El hospital se valora bien tecnológicamente, pero faltaba humanización", concluye Prieto.

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Sobre la firma

Tereixa Constenla
Corresponsal de EL PAÍS en Portugal desde julio de 2021. En los últimos años ha sido jefa de sección en Cultura, redactora en Babelia y reportera de temas sociales en Andalucía en EL PAÍS y en el diario IDEAL. Es autora de 'Cuaderno de urgencias', un libro de amor y duelo, y 'Abril es un país', sobre la Revolución de los Claveles.

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