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Crítica:DORMIR
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Dos palacetes unidos en Valencia

PALAU DE LA MAR, un hotel de moda en la antesala de la Copa del América

Como no podía ser menos en la marea de inversiones que anticipa los fastos de la Copa del América, la cadena Hospes singla por la renovada Valencia bajo el pabellón multimillonario de Alicia Koplowitz y su hijo Pedro. El hotel muestra lo último en diseño y tecnología sin desviarse una cuarta del rumbo marcado por la tradición, en este caso representada por la unión de dos palacetes residenciales edificados entre la segunda mitad del siglo XIX y el inicio del siglo XX. En su interior convergen las balaustradas y los pórticos, las bóvedas y los lucernarios, con las carpinterías, estucados, cerrajerías y armaduras metálicas del prontuario minimalista contemporáneo. Madera de wenge, vidrio y acero. Tan sobrio en su blancura y en la opacidad tonal del mobiliario como su álter ego alicantino, el hotel Amérigo, pero más anodino.

PALAU DE LA MAR

Categoría: 5 estrellas. Navarro Reverter, 14-16. Valencia. Teléfono 963 16 28 84. Fax 963 16 28 85. Central de reservas: 902 254 255. 'Web': www.hospes.es. Instalaciones: piscina climatizada, gimnasio, sauna, salón, restaurante. Habitaciones: 60 dobles, 5 especiales, 1 'suite'; todas con baño, calefacción, aire acondicionado, teléfono, minibar gratuito, TV satélite, DVD, carta de almohadas, prensa diaria, secador, albornoz. Habitaciones para no fumadores. Servicios: no hay facilidades para discapacitados, no admite animales domésticos. Precios: temporada alta, 189 euros + 7% IVA; temporada baja, 140 + 7% IVA; desayuno, 14 + 7% IVA. Tarjetas de crédito: American Express, Diners Club, Eurocard, MasterCard, Visa, 6000.

Arquitectura... 7

Decoración... 8

Estado de conservación... 9

Confortabilidad habitaciones... 6

Aseos... 6

Ambiente... 6

Desayuno... 8

Atención... 6

Tranquilidad... 7

Instalaciones... 7

Un largo vestíbulo de hospital conduce al patio vegetal, flanqueado por varias habitaciones de nueva planta. El camino lo jalonan la biblioteca, cálida y acogedora; el salón chill out, decorado con composiciones de cubos retroiluminados. Inexplicablemente, el servicio navega bajo mínimos en las procelosas aguas del turismo de lujo en la capital del Turia, predispuesta a ampliar su flota de establecimientos cinco estrellas con vistas a la regata de 2007. Uno mismo tiene que aparcar el coche y la búsqueda del garaje concertado requiere mucha paciencia y un plano en las manos.

Sin acceso wi-fi a Internet ni mesa de trabajo, como suelen estilar los hoteles urbanos, el único implemento hi-tech de este Palau de la Mar es la pantalla plana de televisión que preside las alcobas. La suite presidencial, a precios de almirante, se distingue por su balcón corrido de triple arcada y el salón noble que comunica sus dos dormitorios. Las junior suites, por su estructura de loft con bañera soportada por patas de madera que remedan a las antiguas. El resto de los dormitorios parece afectado por un minimalismo de bitácora: dos camas confortables y unos baños más bien exiguos. Por mínimos, no hay ni papel de escribir.

Como en las antiguas goletas, la obra viva del hotel adriza el espacio del comedor, encuadernado en largas bancadas de testa de mono con mesas cuadradas bajo la jarcia del edificio contiguo. Es el lugar más cálido y sensato para la buena vida. Aquí, los desayunos rizan el oleaje vanguardista gracias al menú variable de siete degustaciones, idea original de Nacho Pérez Asiaín probada con éxito en el Hospes Maricel, de Mallorca.

Hotel Palau de la Mar, en Valencia.
Hotel Palau de la Mar, en Valencia.FERNANDO GALLARDO

ALREDEDORES

LO MEJOR es dejar el coche en el garaje y dirigirse a pie hasta el entorno de la plaza de la Virgen para visitar la basílica y la catedral. En la cárcel de San Vicente se puede asistir a un pase audiovisual. Al final de la plaza de la Reina está la calle de la Paz, por la cual se llega al palacio de Dos Aguas. El casco histórico está lleno de monumentos: la iglesia de Santa Catalina, el Almudín, la torre de Serranos, la basílica de la Virgen y el Micalet, una torre octogonal de 50 metros de altura. Debe su nombre a que en 1418 se puso aquí la campana que iba a dar las horas el día de San Miguel. Los golosos deben ir a la chocolatería Santa Catalina para paladear un chocolate con buñuelos. Desde la plaza de Lope de Vega, por la calle del Trench, se sale a la Lonja.

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