En primavera

Vuelve, como en temporadas pasadas, el ciclo La Generación Ascendente, en el que la Escuela Superior de Música Reina Sofía enseña sus apuestas de futuro, esas caras nuevas cuya realidad hace pensar que, si las cosas no se tuercen, ahí están algunos de los nombres de los próximos años. Ya sabemos que no siempre se gana en esas apuestas, que la vida del artista es dura y que las circunstancias se imponen muchas veces sobre los deseos. Un dúo de pianos, una pianista en solitario, un par de cuartetos de cuerda, una violinista y una violonchelista -con sus respectivos acompañantes al teclado- forman la nómina esta vez, siempre en primavera, como si la estación fuera el símbolo de su estado.

Se abrió el ciclo con los hermanos Víctor (1980) y Luis del Valle (1983), malagueños formados, antes de llegar a la Escuela Reina Sofía, en París, Nueva York y Helsinki. A tenor de lo escuchado, parece que han asimilado muy bien su periodo de aprendizaje. Técnicamente se defienden con mucha seguridad. Expresivamente, también. Lo demostraron desde el arranque de las Variaciones sobre un tema original de Schubert y lo corroboraron en la Sonata para dos pianos de Poulenc.

Vida y estilo

Las dos músicas tienen lo suyo a la hora de decirlas como se debe, marcan vida y estilo, y los Del Valle lo dejaron claro. Les faltó, sin embargo, claridad expositiva y haber llegado más a su entraña en el inicio del Andante y variaciones de Schumann. Es un mundo complejo el del romántico alemán, engañoso, bifronte, y es natural que lleve su tiempo acceder a su médula. La Sonata para cuatro manos en do mayor de Mozart quedó rotunda y afirmativa, quizá pendiente de una mayor sutileza en su acabado final.

Tienen los Del Valle, además, buena presencia. Se mueven con el desparpajo propio del caso, pero sin caer en la tentación del volatín un tantito irritante puesto de moda por las Labèque. Es agradable pensar en la posibilidad de un buen dúo de pianistas español, sobre todo teniendo en cuenta cómo se nos resiste la música de cámara, a pesar de que podamos presumir de uno de los mejores cuartetos jóvenes del mundo, el Casals, que también pasó por esta escuela.

La Generación Ascendente puede ser -cada miércoles hasta, curiosamente, el jueves 26 de mayo- un buen escaparate para ver cómo está la cosa, y no sólo aquí, pues, dada la vocación internacional de la escuela, entre los candidatos los hay de todas partes, de Portugal a Corea, de Polonia a Cuba.