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VISTO / OÍDO
Columna
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PP baja, PSOE sube

La consigna del PP para el resultado de las elecciones vascas es la de acusar a Zapatero de dar entrada a ETA en el Parlamento vasco: utilizan este atajo de su estilo para llamar terrorista al Partido Comunista de las Tierra Vascas, recomendado por Batasuna. Dicen que ahora Ibarretxe y esa izquierda se aliarán y consagrarán la ruptura de España. En la emisora de la Comunidad de Madrid, del PP (Esperanza Aguirre), un comunista rehabilitado habla de "crimen"; en la de los obispos, sus chicos dicen "miserable". Coinciden con la aparición en las calles de Madrid de aguerridos fascistas: los del asalto a la librería Crisol, que son los que se manifestaron el domingo con flechas y yugos y camisas azules. Tenía razón Marx al decir que la historia se repite: la primera vez es un hecho, la segunda una caricatura. La aparición de muecas y gritos de 1936 es cómica en 2005. La unidad de destinos, que decían ellos, entre el PP que los condena pero les excita y les comprende; se desmiente con las condenas de los aznaristas; pero hay un subterráneo venoso de comunicación, o de provecho para los dos. El grito contra la rotura de España no tiene en cuenta, ni quiere, que Ibarretxe ha perdido su plan. Su plan en este momento es el de lo que llaman "unidad constitucional": que se produzca un Gobierno del PSOE y del PP, con la mayoría absoluta de diputados para hacer desaparecer el nacionalismo. No es posible.

Zapatero no ignora que el verdadero peligro viene del PP, y que una alianza con él en el País Vasco les llevaría a una desconfianza absoluta de la izquierda real en ellos: y el Gobierno se lo debe Zapatero a esa izquierda real que quizá no tenga afiliación definida o partido propio, pero que fue sensible a una situación de considerable vileza en el marzo de la sangre. Es curioso que en este caso se haya producido una abstención grande, que desmiente todos los relatos de angustia y circunstancia histórica. Más bien es una sensación de desapego con respecto a la política general, una negación al plan de Ibarretxe, un fastidio por las acusaciones contra el PCTV, una idea de que precisamente todo se maneja y se decide en Madrid, incluyendo al propio Ibarretxe. Pero los que no creemos en la independencia del País Vasco, los que la tenemos por imposible en todos los sentidos, no podemos más que ver un resultado satisfactorio: la ganancia del PSOE frente al PP y la pérdida de diputados defensores del plan Ibarretxe.

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