Sevilla y Osasuna se reencuentran sin rencores
"Yo no he visto nada igual en mi vida. Hubo un momento en el que me paré a pensar y resulta que había pegado dos puñetazos, recibido tres y todavía no había tocado la pelota". Aitor Ocio resumió así el Sevilla-Osasuna (1-0) de la pasada temporada en la fiesta en la que, horas después del encuentro, el club sevillano celebró su clasificación para la Copa de la UEFA. Ocio saltó al campo en el minuto 88.
El Sevilla necesitaba ganar y que el Villarreal no lo lograra frente al Valladolid para alcanzar una plaza europea. Osasuna no se jugaba nada en lo deportivo. Jamás se confirmó nada sobre primas por ganar -obvio, aunque se las tolere están prohibidas y son una grave irregularidad fiscal-, pero las complicidades entre futbolistas de uno y otro bando hicieron que se llegara a saber hasta la cifra ofrecida a los de Pamplona. Se suele decir con picaresca rancia que estas primas "no alteran la competición". En este caso -si se hace caso a la versión de los futbolistas sevillistas que decían poder confirmar su existencia- parece que contribuyeron a que se disputara uno de los partidos más infames, si no el que más, de la reciente historia del fútbol español.
Losantos Omar amonestó a nueve jugadores y expulsó a otros tres. Pero perfectamente podría haber echado a todos a la calle, incluidos los entrenadores y los suplentes de ambos bandos. Hubo dos tanganas (a la media hora y al final del encuentro) dignas del saloon de una del Oeste, Bakayoko le mordió un dedo a Navarro a la vez que éste le metía otro en el ojo, Esteban le dio un cabezazo a Morales y esté dejó grogui a Alfaro con un directo de izquierda... El ímpetu, espoleado por lo que fuere y totalmente desproporcionado de los visitantes, chocó con el fatalismo de los locales, se retroalimentaron y llevaron a una orgía de testosterona y tortas. Joaquín Caparrós dijo en la posterior rueda de prensa que fue "un magnífico partido".
El enfrentamiento de la tarde-noche de hoy debería de ser diferente. Esta vez, la competición manda más. Osasuna sí que se juega algo, además, de bigote, como es alejarse de los últimos puestos. El Sevilla también busca la victoria para seguir soñando con lo más alto, con la Liga de Campeones. Parece que no habrá inocuas ofertas de contante y sonante.
El presidente de Osasuna, Patxi Izco, ha visitado dos veces Sevilla y su Feria esta semana y se ha esforzado en quitarle hierro al enfrentamiento. "Todo lo que haya podido pasar entre nosotros está olvidado", aseguró Izco el martes en la Feria con el G-12, mientras abrazaba a José María del Nido, su colega sevillista.
Futbolistas de ambos clubes como Pablo García, Sergio Ramos o Delporte, también han preferido hablar de fútbol y de la importancia de los puntos sin dar aire a machaditas o memeces.
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