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Reportaje:

En nombre de los vecinos

El Ayuntamiento de Castellón y el Consell se enfrentan por la paralización de las obras del parque litoral

María Fabra

"La playa de El Pinar se convertirá en un espacio único y singular en la Comunidad Valenciana". Con estas palabras, en el año 2003 el director general de Puertos y Costas de la Generalitat y el entonces alcalde de Castellón, José Luis Gimeno, del PP, presentaron el proyecto de reconversión de esta playa en un parque litoral. Con una discutida desaparición del paseo marítimo, el proyecto contaba con otros encantos que suplían el tradicional enclave y destino de meriendas y cenas en los meses precedentes al verano.

Y es que, según los primeros planos, desaparecía también el vial que ahora discurre junto al paseo y, en su lugar, se proyectaron dunas de tierra vegetal, para facilitar el crecimiento de las nuevas plantaciones, originales recorridos peatonales para evitar los habituales y monótonos paseos lineales y, en la zona más cercana a la playa, cordones dunares. Todo ello salpicado de vegetación autóctona, plantas tapizantes, arbustos y palmeras. Los accesos y los aparcamientos estaban resueltos con espacios destinados a los vehículos, pero integrados en el entorno de manera que la nueva vegetación ocultara los coches.

El proyecto suponía una inversión, según lo presupuestado, de 9 millones de euros. Y la Generalitat envió sus planes a Bruselas y logró de Europa la financiación del 70% accediendo a fondos Feder para llevar a cabo la obra sobre 183.762 metros cuadrados del frente litoral. Sin embargo, el inicio de las obras ha desvelado una imagen menos idílica.

En diciembre de 2002, la Generalitat aprobó el plan especial necesario para ejecutar el proyecto, dado que los usos que se pretendía dar a algunos tramos no coincidían con los recogidos en el Plan General de Ordenación Urbana de Castellón. El plan fue expuesto al público y los ciudadanos presentaron alegaciones. Según ha informado, en sus reuniones con los vecinos afectados por el proyecto, el concejal de Playas del Ayuntamiento de Castellón, Juan Gallén, el Consistorio solicitó a la Generalitat que incrementara el número de plazas de aparcamiento porque ésta había sido la demanda de algunas asociaciones de vecinos de Castellón ante el temor de que la accesibilidad a la playa no estuviera garantizada. Así, el Ayuntamiento descartó otras alegaciones, que también se referían a los aparcamientos y la ubicación de los mismos, pero hizo suya esta petición de situar "plazas en primera línea de playa", según dijo Gallén. Según los planos, el proyecto inicial preveía ya un número de aparcamientos superior al millar, cifra que se sitúa por encima de los que había hasta el momento. Sin embargo, el Ayuntamiento decidió pedir más plazas y dibujó otras dos grandes bolsas, con cerca de 500 plazas, en primera línea de playa, donde en el proyecto inicial iba una zona verde. El nuevo diseño, con las alegaciones incluidas, no fue expuesto, con lo que ningún ciudadano pudo alegar.

El problema ha surgido con el proyecto ya en ejecución y después de que el concejal del equipo de gobierno popular no supiera responder si la Unión Europea, que financia la mayor parte del proyecto, conoce la modificación. Así, algunos vecinos de la playa de El Pinar han decidido formar una plataforma y han solicitado al Ministerio de Medio Ambiente, a la Comisión Europea, a la Generalitat y al Ayuntamiento de Castellón la inmediata paralización de las obras hasta saber si Europa está de acuerdo con el incremento de los aparcamientos y si la modificación realizada no merece la calificación de "cambio sustancial", con lo que habría de pasar, de nuevo, por exposición pública.

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