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Tribuna:LA INDUSTRIA AERONÁUTICA Y ANDALUCÍA
Tribuna
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Aviones para y por el hombre

La crítica sin conocimiento puede convertirse en mera difamación. En los últimos días hemos leído y escuchado en diversos medios de comunicación informaciones que apuntan a la colaboración española en el "rearme" de varios países latinoamericanos. Lo único cierto en esta afirmación es la venta a Venezuela de 12 aviones de transporte y vigilancia C-295 y de ocho patrulleras de vigilancia marítima, además de la donación a Colombia de tres unidades aéreas más.

Al margen de la intencionalidad de las citadas informaciones, cuestión que no entro a valorar por el innegable respeto que profeso a la libertad de expresión de cada ciudadano, quiero ejercer desde estas líneas el mismo derecho a fin de facilitar algún dato que aporte un ápice de claridad a un hecho que es positivo para España no sólo en el aspecto industrial, sino, y sobre todo, en su contribución a la ayuda humanitaria mundial.

En primer término, he de afirmar con toda rotundidad que ninguno de los materiales de Defensa vendidos o cedidos por nuestro país cuenta con sistemas de armamento. En particular, los aviones fabricados por EADS-CASA (tanto el modelo C-295 como sus antecesores, C-212 y CN-235), son los destinados por las Fuerzas Armadas de los cinco continentes para la distribución de alimentos y enseres de primera necesidad en caso de desastres naturales o conflictos armados, además de para realizar labores de salvamento, traslado de heridos o refugiados. En la mayoría de los casos, además, como colaboración de primer orden en organismos internacionales como las Naciones Unidas o la OTAN.

Los aviones de EADS-CASA, fabricados en su mayor parte en Andalucía, ofrecen seguridad, fiabilidad, eficacia y economía. Sus prestaciones tecnológicas, unidas a su gran versatilidad, han hecho posible que se conviertan en una referencia internacional y en un claro exponente de la alta tecnología desarrollada en nuestro país. Aparatos como el C-295 vuelan en países como Estados Unidos, Francia, Irlanda, Polonia, Chile, México, Panamá, Turquía, Arabia Saudí, Omán o Corea del Sur. ¿Por qué es un éxito su venta a países como EEUU -recordemos la positiva valoración del contrato de España con los Guardacostas norteamericanos- y no se considera de la misma manera cuando se dota de este material a un país más necesitado que éste?

El Ejército del Aire español aporta con asiduidad a la ONU aviones fabricados por EADS-CASA para todo tipo de labor humanitaria. Por poner sólo algunos ejemplos, nuestro país contribuyó con ocho unidades del avión C-212 para la misión de la UNTAG, Grupo de las Naciones Unidas de Asistencia a la Transición en Namibia. Con el mismo modelo ha servido, durante nada menos que 14 años, a paliar la grave situación vivida en Guinea Ecuatorial. Bajo bandera de la ONU, se transportó personal y material médico, se repartió alimentos y se realizaron evacuaciones médicas en Ruanda. Con el apoyo de la OTAN, la ONU y la UEO, se prestó ayuda humanitaria en Croacia y en Kosovo.

Más recientemente, varios aviones CN-235 (de la Royal Malaysian AF, principalmente) participaron, durante nada menos que seis semanas, en las tareas de ayuda a las víctimas del tsunami en Indonesia. En 2003, un C-295 colaboró en una operación similar, transportando equipos médicos y detectando supervivientes, tras el grave terremoto acaecido en Argelia. El Ejército del Aire español también contribuyó, en agosto de 1999, en labores humanitarias tras el terremoto con epicentro en Turquía.

Si los países en vías de desarrollo pudieran dotarse con este tipo de aviones, bastaría construir uno o dos hospitales centrales completamente equipados para dotar al territorio con una asistencia técnica adecuada, ya que las plataformas aeronáuticas permiten una configuración completa de ambulancia. Ha ocurrido ya en países como Surinám o República Dominicana. Ojalá pudieran sumarse a esta lista cientos de ellos.

Por otra parte, no debemos olvidar que los aviones que las Fuerzas Armadas de cualquier país utilizan como herramienta de vigilancia marítima realizan misiones de seguridad nacional, control de fronteras, lucha contra el narcotráfico, búsqueda y rescate de personas, detección de desastres ecológicos, etcétera. Los C-295 que Venezuela, por ejemplo, acaba de adquirir cuentan con un sistema tecnológico de nueva generación único en el mercado, capaz de integrar, presentar y controlar la información que recogen sus sensores y equipos de navegación y comunicación. Son los mismos que integran el programa Deep Water estadounidense.

Los sistemas aeronáuticos que se fabrican en la actualidad contribuyen a la mejora de las condiciones sociales en muchos aspectos, y con ellos los Estados y sus instituciones pueden cooperar en la tarea esencial de erradicar la pobreza como medio necesario para lograr un desarrollo sostenible. Las tareas de protección civil constituyen hoy un elemento clave en la política de seguridad de cualquier país. Su objetivo no es otro que fortalecer la capacidad de responder en situaciones de crisis, motivo por lo que es necesario promover la inversión en tecnología innovadora. En cualquier caso, el coste económico de la inversión se minimiza con la utilización óptima de los recursos tecnológicos disponibles y con la correspondiente disminución del coste humano y social.

La adquisición de este tipo de materiales de Defensa contribuye, además, al desarrollo del tejido industrial del área en el que se desarrolla y fabrica. Por continuar con el ejemplo de Venezuela, la venta de cuatro patrulleras por parte de la nueva Navantia (compañía fruto de la reestructuración de los astilleros públicos españoles), dotará de trabajo a 600 empleados durante seis años. En el caso de EADS-CASA, los doce aviones C-295 supondrán el empleo de 300 trabajadores durante tres años.

España está exportando tecnología al mundo. Con ello nuestro país consolida su tejido industrial y su economía pero, sobre todo, contribuye al desarrollo de países menos favorecidos y, por encima de todo ello, se convierte en ayuda de primer orden en cualquier catástrofe natural o provocada por el hombre. Intentar convertir este hecho en negativo es, cuanto menos, indignante.

José Antonio Viera es secretario provincial del PSOE de Sevilla

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