Dignidad y 30 metros cuadrados (3)

Desde la "autoridad" que me dan 22 años de experiencia en la promoción de viviendas públicas o sociales, la distancia de no estar ya en activo y la afinidad ideológica con el actual Gobierno, me permito intervenir en el debate abierto sobre la vivienda.

Creo que en el tema de viviendas sociales falta, como tantas otras veces, una cierta imaginación en el desarrollo de los planes del indebidamente creado Ministerio de la Vivienda. Indebidamente porque las competencias son ya exclusivas de las comunidades autónomas que, las más significativas, ya van muy por delante de lo que ahora se pretende poner en marcha desde la Administración central. Bastaría con una Dirección General en el Ministerio de Economía y Hacienda.

La vivienda pública de alquiler ha sido históricamente un fracaso por la centralidad y la deficiencia de su gestión. Sin las comunidades autónomas y los municipios debidamente dotados este proyecto no tiene futuro. ¿Por qué inventar? En algunos países de Europa, como Francia por poner un ejemplo, este problema ya está resuelto desde hace más de 50 años a través de sociedades mixtas de ámbito municipal tuteladas por la Administración. ¿Por qué no "inspirarse" en modelos ya probados? Está todo inventado.

Respecto al tamaño de las viviendas la norma contempla, desde el anterior Gobierno socialista, la promoción de alojamientos de 40 y 50 metros, posibilidad que no sólo no se ha agotado sino que prácticamente ni siquiera se ha puesto en marcha en las dos legislaturas anteriores. ¿Por qué no desarrollan la norma sobre este tipo de viviendas ahora que vuelven a estar en el poder? Tienen los instrumentos apropiados, y volver a los 30 metros de la extinta Obra Sindical del Hogar chocaría de plano con las normas autonómicas de habitabilidad que ya prevén superficies mínimas superiores en las viviendas unipersonales.

Mis felicitaciones por esas cesiones de terrenos para la edificación de 28.000 viviendas. Por ahí vamos muy bien.