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Entrevista:JACOBO CORTINES | Ganador del Premio de la Crítica de 2004 en el apartado de poesía en castellano | Signos

"La poesía tiene una misión moral muy importante en el mundo en que vivimos"

Jacobo Cortines (Lebrija, Sevilla, 1946) obtuvo el pasado sábado el Premio de la Crítica de 2004 en el apartado de poesía en castellano por su libro Consolaciones (Fundación José Manuel Lara). Cortines confirma con este prestigioso galardón la calidad de una obra poética que inició en 1978 con la publicación de Primera Entrega. El escritor de Lebrija es autor asimismo de otros poemarios, como Pasión y Paisaje (1983) y Carta de Junio y otros poemas (1994). Cortines reside en Sevilla, en cuya Universidad ejerce la docencia. Es autor asimismo, entre otras obras, de traducciones de Petrarca y de Este sol de la infancia (2002), un libro de memorias de sus años infantiles.

Pregunta. ¿Qué ha sentido al recibir el Premio de la Crítica?

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Respuesta. Muchísima alegría y una honda satisfacción. También siento agradecimiento hacia el jurado por el hecho de que haya reparado en mi libro

P. Se trata de uno de los premios más prestigiosos que hay en España.

R. Me parece un premio importante si consideramos que el crítico es un lector privilegiado. Este premio tiene mucho prestigio, sobre todo porque no median intereses económicos ni comerciales en él

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P. La poeta Julia Uceda ha dicho que en su poesía hay "atención a las zonas oscuras del alma".

R. Me parece muy bien. Es un diagnóstico muy certero. En mi poesía hay una indagación en el alma humana, entre las sombras, en la búsqueda de la luz interior. Siempre me ha interesado indagar en el alma humana. Uno tiene que enfrentarse con muchas sombras y tinieblas, y a partir de ahí se puede encontrar la luz interior. No se trata de unas consolaciones personales, sino de unas consolaciones que se quieren dar al lector como hermano y persona que tiene los mismos problemas que puede tener el autor.

P. ¿Por qué ha titulado el libro Consolaciones?

R. El título parte de una serie de obras musicales de Franz Liszt, que están muy en la línea de los Nocturnos de Chopin. En esa tradición también están las Consolaciones de Boecio y de Séneca. Es, pues, un título muy clásico, dentro de la tradición del estoicismo. Se enraiza dentro de esa tradición estoica que está en poetas como Medrano y Arguijo. Y que posteriormente aparece en Gustavo Adolfo Bécquer, Antonio Machado, Juan Ramón Jiménez, Montesinos, Muñoz Rojas... Consolaciones se inscribe en esa tradición estoica de la necesidad del hombre de transformar el dolor en armonía.

P. ¿El título homenajea el mundo clásico, la tradición humanista?

R. Sí. La poesía auténtica no puede estar de espaldas a esta tradición. Otro de los poetas de los que me he apropiado en mi vida es Petrarca. Es otro de los grandes de esa reflexión sobre el mundo, el dolor, el hombre... El mundo clásico está muy presente en mi poesía: Horacio, Virgilio, los poetas griegos...

P. ¿Ayuda la poesía a vivir?

R. Creo que la poesía ayuda a vivir. En este mundo de horror, de injusticias, de guerras y de brutalidad moral, la poesía tiene quizás más que decir que en otras épocas. La poesía es un medio de plantear una serie de reflexiones, de denuncias... El poeta contemporáneo no puede estar ajeno a la brutalidad que muestran los telediarios. La poesía tiene mucho que decir porque tiene una misión moral muy importante en el mundo en que vivimos. La poesía es la quintaesencia de la literatura, y eso hay que tomárselo muy en serio.

P. ¿Por qué ha dividido el libro en cuatro partes?

R. Siempre me ha gustado que haya un orden en mi poesía. Quizás por mi formación en el estudio de la música, de la armonía... Busco que haya una serie de movimientos que tienen un sentido en función de una estructura superior. En la poesía, en la música y en la matemática esa estructura me parece fundamental. Quiero que los poemas conformen una serie de movimientos que se enriquecen al estar en una estructura más amplia.

P. ¿El hecho de que la poesía tenga un público minoritario es una ventaja o una desventaja?

R. La poesía tiene más lectores de lo que normalmente se dice. En las últimas décadas la poesía ha entrado en hermetismos y lenguajes crípticos que han hecho que el público se haya separado. Antes, los grandes escritores eran poetas. Ocurría con Homero, con los autores de la Edad Media y el Romanticismo... Con Rilke, Juan Ramón, Antonio Machado... La poesía debe reconquistar ese territorio que es natural a la condición humana. Tengo lectores de mis libros que están incluso fuera del mundo de la cultura. Hay muchos más lectores de poesía de los que se piensa. Y ese público quiere una poesía que le diga algo, que se enfrente con su problemática, que llegue al corazón y al alma. Esa poesía siempre tendrá lectores.

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