Retener o no retener
Hace unos meses leía en su Sección Universitaria el anuncio de la convocatoria de 15 o 20 plazas publicada por una prestigiosa universidad española, siendo el objetivo de tal convocatoria, cito de memoria: "Retener" en la universidad en cuestión al "personal de alto nivel" académico. Vaya, me dije, si es necesario "retener" al personal: ¿será que se quiere ir? ¿... a otra universidad o a otro país?
Y me digo yo: ya que se convocan plazas, ¿sería muy herético considerar que en España y en el mundo habrá quizá alguna persona más apta para cumplir los requisitos de la plaza que se convoca que aquellos ya conocidos y que se pretende "retener"? Puede que sí, puede que no. Mientras las universidades españolas, todas y cada una de ellas, sigan siendo sistemas herméticos y autoafirmativos, cuya política de personal docente e investigador consiste en "retener" a los conocidos en lugar de buscar a los candidatos óptimos, estén estos lejos o cerca, es difícil que cambie nada, seguirán siendo reinos de Taifas.
Ignacio Sotelo nos muestra una lacra endémica de nuestras universidades (EL PAÍS, 9 de abril 2005), su burocratismo científico, si a esto se añade la segunda lacra, la endogamia, tenemos por dónde empezar a trabajar. Porque a la ciencia no le hacen falta "retenciones", oposiciones, burocracias bloqueantes, ni funcionariado, ni la "cosmética" de habilitaciones auspiciada por las últimas reformas, sino curiosidad, rigor, método, apertura de miras, libertad, humor y la capacidad permanente de autocrítica. Ríanse un poco de sí mismos, queridos académicos, y ríanse más alto los de alto nivel.
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