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Rodolf Sirera estrena en el TNC una obra sobre el tiempo y la memoria

Dice el escritor teatral Rodolf Sirera (Valencia, 1968) que los autores vivos en una etapa vital "entre la juventud y la muerte" tienen muy pocas posibilidades de estrenar sus obras. Que la atención se concentra en los jóvenes y en los dramaturgos ya fallecidos. Por eso, bromas aparte, agradece el hecho de haber sido incluido en el equipo de autores del proyecto T6 del Teatre Nacional de Catalunya (TNC), que impulsa la nueva dramaturgia. Este hecho le ha dado la oportunidad de regresar a los escenarios tras varios años sin estrenar. El próximo martes, la Sala Tallers del TNC presentará su Raccord, una obra sobre el tiempo, la memoria y la familia dirigida por Carme Portaceli.

La pieza se sitúa en tres momentos temporales diferentes: 1929, 1969 y 2009. Los cuatro actores que la interpretan, Francesca Piñón, Artur Trias, Mar Ulldemolins y Òscar Intente, se desdoblan en nueve personajes que traban una compleja red de relaciones con continuidad a lo largo del tiempo. No hay una transición muy evidente entre un personaje y otro; los actores no se caracterizan, y sólo sus palabras y sus diferentes registros interpretativos marcan el cambio. Hijos de los tiempos que les corresponde vivir (la lucha por las libertades, con un acento especial por la emancipación de la mujer, el mayo del 68, el individualismo contemporáneo), el carácter de los personajes se va oscureciendo con los años. "Es una obra aparentemente complicada, pero al final todas las piezas encajan y eso es algo muy gratificante para el espectador", señala Sirera.

Portaceli, por su parte, dice que Raccord "no tiene nada de convencional", lo cual ha supuesto todo un reto para ella. "Me ha obligado a realizar un gran esfuerzo de comprensión del texto, mucho más rico de lo que parece en una primera lectura".

La valenciana playa de la Malvarrosa es el escenario en el que todos los personajes de la obra coinciden. "Es un espacio inmenso y lleno de paz en el que te podrías pasar 40 horas sin consciencia del tiempo transcurrido", señala la directora, que como el autor nació también en Valencia. "Pero para abordar la obra con la mirada de hoy, tenía muy claro que el espacio debía ser algo muy artificial, como el mundo en que vivimos, pero a la vez muy real".

El agua y la arena propios de toda playa se combinan con otros elementos que ayudan a crear esta atmósfera irreal buscada por Portaceli. El espectáculo estará en cartel hasta el 8 de mayo.

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