Mitos e ídolos

atropello de un perro", a las 20.30 horas. Nos "transplantaron" una hora después, a un tren de cercanías que, efectivamente, paró en todas las estaciones hasta Barcelona. Ningún responsable del Altaria subió al nuevo tren, ni siquiera para ayudar a una pareja de ciegos con su perro-guía. Lo mejor de todo ocurrió al final, con dos horas de retraso en las espaldas: la megafonía de la estación de Sants anunció, con muy mal gusto y sin disculparse, que los viajeros de este tren no teníamos derecho a indemnización. Eso sí, los diligentes empleados velaron por nuestra salud: implacables, persiguieron a los escasísimos fumadores clandestinos en un viaje de casi ocho horas. Muchas gracias.- Antonio Ezpeleta. Barcelona.

Me gustaría hacer dos observaciones sobre la muerte del Papa: impresionante, en tiempo y medios, la cobertura mediática -sobre todo, en un Estado aconfesional-, y parece ser que el ser humano es incapaz de vivir su propia vida, y su propia fe, sin mitos ni ídolos.