Ley de igualdad, ¿qué igualdad?

Parece ser que esto de ser hombre cada vez está más difícil, incluso para los que ya hemos reformulado nuestra masculinidad y sentimos diferente que las generaciones pasadas. Me doy cuenta de que, para decir según qué, hay que explicar antes qué tipo de hombre eres para que no haya malos entendidos; y esto es lo que voy a hacer, aunque sea grave en sí mismo.

Soy hombre, heterosexual, de izquierdas, con espíritu crítico, vivo en pareja, trabajo por cuenta ajena, cocino en casa casi a diario, friego platos el día que no cocino, preparo el desayuno, me preocupo de la compra y la hago, pongo lavadoras, las tiendo, las recojo, doblo ropa, llevo niños a la escuela y los recojo, me preocupo de los deberes y el estudio, me preocupo del bienestar emocional de todos, estudio a distancia una carrera universitaria; y muchísimas más cosas. Es decir, me considero un hombre que comparte las obligaciones inherentes a vivir, que tengo una concepción progresista e igualitaria de cómo ha de ser nuestro mundo y que creo firmemente en que seríamos todos mejores si lográramos feminizar más la sociedad.

Una vez aclarado todo esto, me gustaría que alguna de esas cabezas pensantes, como la que se le ocurrió el término de discriminación positiva (¿no se dan cuenta de que ambos conceptos son antagónicos?), me dijera por qué motivo he de ser discriminado por el simple hecho de ser hombre. ¿Tenemos que pagar justos por pecadores? ¿Por qué me meten en el mismo saco que a un monstruo maltratador? ¿Adónde nos va a llevar el institucionalizar la discriminación? ¿Qué clase de marchamo de bondad tienen las mujeres? ¿No se debería incluir el compartir la custodia de los hijos, para promocionar la igualdad y que la mujer se libere algo del peso, en solitario, de la crianza de los hijos, en caso de separación? Esto no va bien.