Mucho más que un deporte
Un marxista convicto y confeso como Manuel Vázquez Montalbán demostró hace ya tres décadas, desde las páginas de la revista Triunfo, que la afición por el fútbol no estaba reñida con la militancia antifranquista ni con las inquietudes intelectuales ni tan siquiera con la memoria sentimental de la infancia. Era cierto que el fútbol significaba el opio para el pueblo, la droga de los domingos por la tarde para millones de varones, desde empresarios hasta obreros pasando por estudiantes. Pero esa adicción se había mantenido en España durante la monarquía de Alfonso XIII, la dictadura de Primo de Rivera, la República, la guerra, el franquismo y la democracia. Algo tendrá el balompié para apasionar a gentes tan diferentes y en épocas tan dispares.
FÚTBOL. UNA RELIGIÓN EN BUSCA DE UN DIOS
Manuel Vázquez Montalbán
Debate. Barcelona, 2005
233 páginas. 20 euros
En un pasaje de este libro póstumo, que ha editado su hijo, Daniel Vázquez Sallés, el escritor catalán explica los orígenes de su militancia en el Barça y de su interés por el fútbol: "Me declaro partidario del Barcelona FC por los mismos motivos que Joan Manuel Serrat. Los dos somos de barrio y nos hicimos del Barça porque en las tiendas del país de nuestra infancia aparecían carteles en los que Samitier regateaba a un jugador, cualquiera, del Espanyol. Los dos nos hicimos del Barça por obra y gracia de Basora, César, Kubala y Manchón". Son razones del corazón que la cabeza no entiende y que podrían suscribir los madridistas que añoran a la Quinta del Buitre, los valencianistas que todavía recuerdan a la "delantera eléctrica" o los aragoneses que recitan de memoria a los "cinco magníficos" del Zaragoza.
Dividido en tres partes, ]]>Fút]]>
bol. Una religión en busca de un Dios incluye en sus bloques segundo y tercero una recopilación de artículos publicados en distintos medios por Vázquez Montalbán entre 1969 y 2003. Pero toda la primera parte está integrada por un ensayo inédito sobre la evolución del fútbol, que el creador del detective Carvalho había dejado terminado antes de morir y que sólo había sido publicado en Italia. Con una combinación de antropología cultural, sociología de masas y utilizando un amplio conocimiento de las entretelas del deporte, Vázquez Montalbán certifica el fin de la era del fútbol espectáculo y el comienzo de otra en la que se ha transformado "en religión de una parte importante del capitalismo multinacional". A través de figuras como Maradona, Beckham o Ronaldinho, el escritor disecciona los intereses económicos que han desplazado el juego del balón, propiamente dicho, a un rincón secundario.
Esta mercantilización galopante ha derivado, a su juicio, en un escenario en el que los jugadores son simples peones en manos de "juntas directivas surrealistas" o "entrenadores de diseño". Sin embargo, la globalización del balón y la formación de equipos formados básicamente por extranjeros no ha impedido curiosamente que los aficionados sigan identificándose con unos "colores", que comulguen con la historia de un club. "Cada vez somos más universales y más locales", sostiene Vázquez Montalbán, que dedicó multitud de artículos a repasar el papel simbólico del Barça en Cataluña en confrontación con el eterno rival, el Real Madrid. A modo de explicación escribe: "Ser partidarios de un club de fútbol reporta la intensidad emocional de una militancia política-religiosa y hoy podría decirse que todos los clubes son algo más que clubes de fútbol".
Auténtica delicia para los aficionados, este ensayo reivindica la magia de un balón, dos porterías y un grupo de chavales que juegan emulando a los ídolos de su equipo. Puro irracionalismo.
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