Más de 1.000 personas se manifiestan ante la Asamblea para exigir la dimisión del consejero de Sanidad

Más de 50 policías tuvieron que emplearse ayer a fondo para impedir que los manifestantes que pedían la dimisión del consejero de Sanidad, Manuel Lamela, llegaran a la puerta de la Asamblea de Madrid. Tres personas fueron arrastradas por el suelo y varias empujadas por los policías al tratar de romper el cerco.

Una de las personas agredidas fue Begoña, enfermera del hospital Severo Ochoa de Leganés. La enfermera aseguró visiblemente nerviosa: "Si no creyera que las acusaciones en contra de Luis Montes [coordinador de urgencias cesado por el consejero] y del hospital son una injusticia, no estaría aquí, exponiéndome a estos abusos".

Al grito de "Nosotros cuidamos, no asesinamos", más de 1.000 personas se concentraron en la plaza de José Luis Ozores, a unos 200 metros del Parlamento regional. Su intento de aproximarse a la Asamblea fue infructuoso.

Representantes sindicales, trabajadores de varios hospitales de Madrid y de centros de atención primaria y vecinos de Leganés llegaron con la intención de "defenestrar a Lamela, como él ha defenestrado a la sanidad pública", aseguró Daniel Simón, delegado de la Confederación General de Trabajadores en el hospital Clínico. Los representantes de CC OO y UGT acusaron a la consejería de "desprestigiar a la sanidad pública" para imponer una "política privatizadora".

Numerosos carteles colocados por la plaza y llevados por los asistentes pedían la dimisión de Lamela y mostraban su solidaridad con Montes y el hospital Severo Ochoa. Pero no todos confiaban en lograrlo. Un grupo de médicos comentaba escépticamente por lo bajo: "Lamela no va a dejar el cargo porque sería aceptar que se ha equivocado... Y eso no puede ser. Ahora tiene que mantener sus acusaciones".

Los manifestantes se enteraron por una radio de que una treintena de representantes sindicales fueron desalojados de la Asamblea por mostrar camisetas que decían "Yo también soy Luis Montes" y "No al Lamelazo". Cuando llegaron a la plaza, fueron recibidos con vítores, aplausos y abrazos "por su valentía".