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Columna
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Rectificar

Hace varios meses, la Unión Europea (UE) exigió al Gobierno español el cierre de un vertedero incontrolado en un municipio de la Costa del Sol. Los periódicos dieron la noticia y algunos con una foto del paraje. En ellas se veía con claridad que seguían depositando basura, a pesar de que sus responsables decían que estaba clausurado. Al alcalde del municipio no le gustaron las instantáneas y pidió una rectificación. El argumento esencial era que aunque el vertedero estaba en el término municipal de su ciudad, los escombros que salían en la fotografía pisaban suelo de la localidad vecina, al encontrarse el basurero en las lindes de ambos municipios. Con precisión topográfica, el regidor puso a la policía a medir los metros de separación entre los objetos fotografiados y la frontera de su localidad. Y una vez testados los centímetros, envió a dos agentes locales a recorrer, en un vehículo oficial, los más de 25 kilómetros que separan su municipio de la capital para entregar en mano y en cada periódico un escrito reclamando la rectificación de un pie de foto. Exigía su inserción en la misma página y con igual alarde tipográfico.

El alcalde de la historia que les acabo de contar es alcaldesa y se llama Esperanza Oña. También vicesecretaria general del Partido Popular. La misma persona que en el último pleno del Parlamento se dirigió a la consejera de Gobernación, Evangelina Naranjo Márquez, para preguntarle sobre los dos hermanos que tenía colocados en la Junta. Lanzando una falsedad que sólo se sustentaba en unos papeles que alguien le había pasado con los nombres de funcionarios autonómicos y que incluía a dos personas con los mismos apellidos que la consejera, pero que no tenían parentesco alguno con ella. Oña, que llegó a mandar a la policía para que se rectificara una línea de un pie de foto, no retira ahora una acusación falsa hecha en sede parlamentaria. Y Javier Arenas intenta zanjar el asunto diciendo que es una persona honorable y seria. Lo que demuestra que Arenas debe seguir embelesado por el encanto de Oña, después de que ésta dijera que era el dirigente más guapo de Andalucía. Ésa es la otra gran ocasión reciente en la que la número tres del PP andaluz alcanzó notoriedad pública como dirigente político regional. Un carrerón.

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