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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Debate con corsé

La exclusión de Batasuna de la competición electoral ha hecho posible que la ciudadanía vasca pudiera contemplar el lunes, por primera vez, un debate televisado entre los principales aspirantes a lehendakari. Ésa fue la noticia, su celebración. Porque llamar debate a la presencia simultánea de los cabezas de lista del PNV-EA, PP, PSE y EB en los estudios de la televisión vasca resulta un exceso. Los condicionantes impuestos por los asesores de los candidatos fueron tantos y tan rígidos que lo anunciado como contienda quedó a la postre en una sucesión de monólogos cronometrados, culminada con cuatro minidiscursos de Juan José Ibarretxe, María San Gil, Patxi López y Javier Madrazo con formato de espacio electoral gratuito.

El corsé del formato se trasladó también a una realización petrificada de puro lineal. Sin embargo, no impidió chispazos de interés. Ibarretxe mantuvo la iniciativa al promocionar su propuesta y la libre decisión, frente a la supuesta falta de proyecto para Euskadi que reprochó a López y San Gil. En cambio, fue notable su incomodidad ante la acusación de haberse desentendido de las víctimas de ETA y los amenazados. El candidato socialista se esforzó por vender una alternativa tranquila al nacionalismo y se tuvo que aliviar cuando desde uno y otro lado le pidieron que aclarara con quién va a pactar. San Gil rentabilizó la postura cómoda de saberse la tercera en la discordia y estuvo efectista e incisiva ante Ibarretxe y López. Madrazo, por su parte, aprovechó la oportunidad para vender la gestión social hecha en el Gobierno tripartito, olvidándose de su papel de cooperador necesario en la aprobación del plan Ibarretxe.

Pese a las limitaciones expuestas, un tercio de los 1,8 millones de vascos llamados a las urnas siguió en algún momento el acontecimiento. Que los aspirantes hayan sido capaces de reunirse para discutir ante las cámaras es también una señal de distensión que le sienta bien a una campaña atípica y definida por la posibilidad de que la ilegalizada Batasuna dé utilidad a sus votos a través de los candidatos del inédito Partido Comunista de las Tierras Vascas (PCTV-EHAK).

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Ha bastado el ofrecimiento de este grupo para que el PP exija al Gobierno que le impida llegar a las urnas por considerarlo "otra marca de ETA". Puede que lo sea o puede ser un atajo de ocasión tomado por Batasuna sobre la marcha. En cualquier caso, la lógica de la Ley de Partidos no puede estirarse más allá de los límites definidos por el Constitucional. El PCTV fue registrado en septiembre de 2002, antes de la ilegalización judicial de Batasuna, por lo que resulta difícil de probar que suponga un intento de sucederla de forma fraudulenta. Sí cabe la posibilidad de que a posteriori sus siglas hayan sido instrumentalizadas como posible plan C de Batasuna, tras ser anuladas las listas de Aukera Guztiak. Pero las meras sospechas no valen para actuar. Hay que apoyarlas con pruebas.

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