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AUTOMOVILISMO | Gran Premio de Bahrein de fórmula 1

Impecable Fernando Alonso

El español se muestra cada vez más líder y domina a placer la carrera de Sakhir tras el abandono de Schumacher

Desde el momento que, temprano por la mañana, marcó su quinta pole position desaparecieron todas las dudas sobre el papel que Fernando Alonso iba a jugar ayer en el Gran Premio de Bahrein, la tercera prueba del Campeonato del Mundo de fórmula 1. Pudo constatarse entonces que, a pesar de los evidentes progresos de Ferrari -Michael Schumacher salió segundo-, el coche más rápido seguía siendo Renault. Su victoria estaba cantada. Y la única cuestión que quedaba por resolver era si el alemán heptacampeón sería capaz con su calidad de pilotaje de resolver las deficiencias de su bólido o de sus neumáticos Bridgestone y podría disputar la hegemonía al español.

Durante diez vueltas, toda la atención en el circuito de Sakhir estuvo centrada en el duelo que protagonizaron Alonso y Schumacher. El germano, de 36 años, fue el único que pudo seguir al asturiano, de 23. Le mantuvo marcado e incluso le acosó, logrando varias vueltas rápidas hasta colocarse a su rueda. Pero, cuando la situación comenzaba a resultar conflictiva para el ovetense, un problema hidráulico del Ferrari dejó a su rival fuera de la pista y, aunque se recuperó, sólo fue para concluir la vuelta y entrar en los boxes para abandonar definitivamente la carrera. La pugna duró poco. Ferrari constató que con el F2005 ha recuperado terreno. Los bólidos rojos están ahí. Renault los tiene a la vuelta de la esquina. Pero a Bridgestone aún le falta y los de Maranello debe mejorar la fiabilidad. Por primera vez desde 1999, un nuevo Ferrari no ganó la carrera.

"Tenemos el mejor coche y Michelin está realizando un trabajo increíble"
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Sin embargo, a nadie le extrañó. La situación actual del Mundial no está para muchas florituras. Renault acapara toda la atención porque, esta vez sí, con su motor de diez válvulas situadas en un ángulo de 72 grados, ha conseguido bajar el centro de gravedad a ras de suelo, ganando mucha estabilidad y creando un coche veloz, fiable y bien adaptado a las necesidades reglamentarias de utilizar sólo un juego de neumáticos -¡qué gran trabajo de Michelin!- por gran premio. Tal vez con todo eso no sería aún suficiente para dominar, como evidenció el abandono de Fisichella por rotura del motor en la tercera vuelta. Pero el equipo cuenta con Alonso. Y eso no es ya ninguna tontería.

Día a día, Alonso se consolida como el mejor piloto del Mundial, a la espera de lo que Schumacher pueda hacer finalmente con su Ferrari. El español sólo puede mirar atrás. Su figura se agranda en cada carrera y, a pesar de su juventud, se ha constituido en el eje central del paddock. En sólo tres citas ha demostrado hasta dónde puede llegar. En la primera, en Australia, fue capaz de realizar una espectacular remontada que le catapultó del 13º puesto hasta la tercera plaza del podio. En la segunda, en Malaisia, marcó la pole position y ganó sin ningún titubeo. Y ayer repitió la historia. La responsabilidad no le asusta. Al contrario, le motiva.

Desde que Schumacher abandonó, en la undécima vuelta, el dominio de Alonso fue tan brutal, que pudo permitirse incluso pilotar para conservar su motor pensando en el próximo turno, el de San Marino. "Estoy extremadamente contento", confesó Alonso, que hoy tiene previsto un acto publicitario en Suiza; "es mi segunda victoria consecutiva y la tercera de mi carrera, y eso me llena de satisfacción. Creo que estamos constatando que tenemos el mejor coche. Es evidente que Ferrari ha mejorado, pero sigue teniendo problemas con sus neumáticos. Michelin está realizando un trabajo increíble este año".

Sin Schumacher en el horizonte, nadie pudo inquietar a Alonso. Ni siquiera su amigo y ex compañero Jarno Trulli, que está realizando una temporada memorable y que llevó por segunda vez consecutiva su Toyota al podio. El italiano nunca fue una amenaza. Alonso le mantuvo a 13 segundos y se limitó a dosificar esa ventaja. Y mucho menos el finlandés Kimi Raikkonen, que fue remontando desde la novena posición de salida hasta concluir en el tercer peldaño del cajón, el primero de McLaren este curso. El buen funcionamiento del coche lo constató también Pedro de la Rosa, que realizó una carrera espectacular hasta concluir en la quinta posición.

"¡Bravísimo!, ¡Fantástico!, ¡Bravo, bravo, bravo!", chilló Flavio Briatore, el director del equipo Renault, a Alonso cuando cruzó la línea de meta. El asturiano se acercó a los suyos, que le esperaban subidos a la valla, y levantó los dos brazos. Su carrera fue impecable. Tal como van las cosas, la cuestión que se plantea no parece ser ya sólo ganar carreras, sino luchar por el título mundial. "Si seguimos así de competitivos, será muy difícil que alguien nos pueda batir", advirtió un ilusionado Alonso. "Ver a un piloto gestionar la carrera como lo hizo Fernando es fantástico", agregó Pat Symonds, el director de ingeniería de Renault; "y lo más grande es saber que ni siquiera en las primeras vueltas utilizó toda la potencia de su motor. Da la sensación de que puede elevar su ritmo cuando quiere y sin penalizar la mecánica".

Fernando Alonso posa para los fotógrafos tras su victoria en el circuito de Sakhir.
Fernando Alonso posa para los fotógrafos tras su victoria en el circuito de Sakhir.EFE

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