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Reportaje:

A la conquista de San Petersburgo

Roberto Miranda y Pedro Reguero, dúo alavés de música clásica, inauguró ayer el festival de la ciudad rusa

El trabajo de investigación de Roberto Miranda y Pedro Reguero en la búsqueda de partituras de música de cámara del siglo XIX europeo comienza a recibir sus primeros frutos. El dúo vitoriano inauguró ayer en San Petersburgo su Festival Internacional, uno de los más importantes de Europa dedicado a las músicas clásica y folclórica. Su presencia en la cita de la ciudad rusa está marcada por una apretada agenda: jurado en los concursos para instrumentistas en acordeón y cuerda pulsada, profesores de varios "masterclass" e intérpretes de cuatro conciertos, entre ellos el citado de apertura y, además, el de clausura.

La iniciativa ha surgido del Ministerio de Cultura de Rusia después de conocer la labor de investigación de estos dos alaveses en el campo de la música llamada "doméstica", muy popular en su tiempo ya que se interpretaba a diario en las casas de la burguesía y la aristocracia. "Nosotros hemos descubierto un auténtico tesoro y el ministerio así lo ha entendido", recuerda Roberto Miranda, que toca la guitarra del año 1800, esa que aparece en más de un cuadro de Goya, de un tamaño menor que la habitual y con una sonoridad romántica.

Ambos han hallado miles de partituras de música de cámara de entre 1790 y 1850

A Pedro Reguero ya le conocían en San Petersburgo. Es uno de los mejores intérpretes del continente del acordeón bayán, un artefacto de 20 kilos de peso y que cuenta con centenares de botones, muy popular en el país ruso. Por eso, en más de una ocasión, el prestigioso conservatorio de aquella ciudad le había convocado como jurado para los correspondientes exámenes.

Pero además, Reguero, aprovechando la versatilidad del instrumento, le ha asignado una nueva función, la de recuperar la música del pianoforte.

La música que interpreta este dúo vitoriano procede de un siglo que es conocido sobre todo por las sinfonías y por las óperas italianas. La música de cámara apenas ha trascendido, aparte de algunos cuartetos de Beethoven o Haydn. Quizás por su cercanía en el tiempo, las partituras escritas entre 1790 y 1850 (periodo en el que han trabajado los dos músicos alaveses) no han recibido la atención de los estudiosos como la que sí han obtenido las composiciones renacentistas o barrocas. Parecía como si hubiera desaparecido la interpretación en los salones durante esa época. Nada de eso. Roberto Miranda y Pedro Reguero han descubierto miles de partituras en archivos y bibliotecas nacionales de ciudades como Viena, Praga, San Petersburgo, Madrid, Londres o París.

De este asunto hablarán en sus clases magistrales de San Petersburgo, que impartirán por separado y al alimón. Será la primera ocasión en que el festival acoja unas masterclass dedicadas a la música del periodo citado. Porque lo cierto es que Miranda y Reguero no sólo han realizado una labor documental más que necesaria con su recopilación. También han rescatado de un olvido injusto partituras de una calidad indiscutible. La música de cámara que se componía y se tocaba en ese momento no es ajena al movimiento romántico. Es más, "estamos ante un Romanticismo exacerbado, que requiere una atención especial tanto para el oyente como para intérprete", señala Roberto Miranda, antes de explicarlo con una frase rotunda: "No es música para tocar con metrónomo".

Así lo podrán comprobar quienes asistan estos días a sus conciertos en San Pertersburgo, Moscú y Rostov. Serán unos recitales que constituirán además una reivindicación europea, ya que tratarán de mostrar la vinculación que había entre las distintas escuelas musicales de aquel tiempo en el que las comunicaciones no eran tan fluidas como ahora. El Festival se caracteriza por presentar, tanto en el apartado folclórico como en el clásico, un panorama de la música que se realiza ahora en Europa.

"Nosotros trataremos de trasladar ese objetivo al siglo XIX, porque aunque las obras son anónimas, sí tienen fecha y lugar de composición", comenta Miranda. Van preparados: el repertorio está conformado por 20 piezas, entre las que se encuentran, por ejemplo, un andante fechado en París en el año 1795 y un allegro londinense de 1807 que, según afirman, combinan a las mil maravillas.

Miranda y Reguero, además, ya tienen propuestas para grabar discos. Durante lo que va de año se han dedicado a presentar por España los frutos de su labor investigadora, una tarea que no termina con el Festival de San Petersburgo, sino que tiene mucho futuro.

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