La presión de Congo obligó a los hutus ruandeses a dejar las armas
En el Gobierno de la República Democrática de Congo se ha recibido con indisimulada euforia el anuncio de las Fuerzas Democráticas de Liberación de Ruanda (FDLR), compuestas por exiliados hutus, de dejar las armas. "Es un balón de oxígeno" para este país, aseguró ayer un diplomático occidental. "No sólo permitirá dar seguridad a las provincias del Este [donde guerrillas controladas por el Gobierno de Ruanda sirven para luchar contra el FDLR y en donde el Gobierno de Kinshasa no tiene autoridad alguna], sino que es la prueba de que el Gobierno de Joseph Kabila ha decidido ser intransigente con las guerrillas y acabar con la colaboración que existía entre su Ejército y las unidades del FDLR", añade.
Este cambio de Kabila, presionado a su vez por la comunidad internacional, puede ser una de las claves que expliquen el paso dado por la milicia hutu ruandesa de deponer las armas. Los detalles de este acuerdo, anunciado el jueves, deberán darse a conocer hoy en la capital italiana.
Según la fuente occidental, asesores de Kabila han participado en estas negociaciones. Ruanda, que aparentemente ha estado ausente de ellas, afirma que el anuncio del FDLR será creíble cuando entregue las armas.
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