"Las próximas elecciones no impiden seguir con las reformas"
Antonio Palocci, de profesión médico, apareció en las pantallas de la televisión brasileña el pasado 29 de marzo. Palocci, de 45 años, dijo que hablaba en nombre del presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva. Y anunció: "Brasil no va a necesitar un nuevo acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) por muchos años". Concluían así siete años de relación financiera, cuando el Gobierno de Fernando Henrique Cardoso tuvo que solicitar el apoyo financiero del FMI para conjurar la crisis.
Palocci ha sido trotskista y ha colaborado en la formación del Partido de los Trabajadores, la organización que catapultó a Lula al Gobierno. Es un hombre tranquilo al que hay que frenar cuando empieza a recitar cifras. Palocci recibió a EL PAÍS el pasado viernes, cuando expiraba el acuerdo con el FMI.
"Lula ha apostado por un programa eficiente de promoción social y de fortalecimiento del país a través del desarrollo con inclusión social"
"Nuestra relación con el Gobierno de EE UU tiene que ser muy equilibrada. Tenemos varios grupos de trabajo con la Administración de Bush"
"No es necesario el control de los movimientos de capital para que Brasil tenga una evolución positiva"
Pregunta. ¿Ha sido bien acogido en Brasil el hecho de no pedir nuevos apoyos al FMI?
Respuesta. Nosotros ya habíamos decidido, hace 15 meses, al suscribir la prórroga del acuerdo firmado en 2002, que sería el último. El apoyo crediticio iniciado hace siete años debía concluir. La decisión fue muy bien acogida por el FMI y por el pueblo.
P. El director gerente del Fondo, Rodrigo Rato, ha hecho público un comunicado esta semana que destaca que Brasil ha superado los objetivos comprometidos. No ha habido muchos precedentes de este tipo de declaración.
R. Ha sido un pronunciamiento muy positivo al reconocer los grandes resultados. La relación con el Fondo ha dado resultados muy buenos. En dos años y tres meses de mandato, Lula ha cumplido sus compromisos. Hemos hecho un gran esfuerzo por poner las bases de una estabilidad económica. Lula ha apostado por un programa eficiente de promoción social y de fortalecimiento del país a través del desarrollo con inclusión social. La brasileña es una vía diferente para un país con una gran presencia en el mercado mundial, pero con muchas desigualdades.
Las conquistas son bastante evidentes: hemos logrado controlar la inflación al tiempo que empezamos a sanear las finanzas públicas, con un importante superávit, y a reducir en 10 puntos la deuda en proporción al producto interior bruto (PIB), hasta el 51,5% actual. Las cuentas exteriores son ahora bastante sólidas.Los tres elementos -inflación, superávit fiscal y cuentas exteriores excelentes- echan las bases para que Brasil mantenga un crecimiento sostenido de larga duración. La media de crecimiento del PIB en 2004 fue un 3,3%, pero la expansión se está acelerando. Estamos en un camino seguro y equilibrado.
P. El Banco Central de Brasil ha subido los tipos de interés desde el 16%, en septiembre pasado, hasta el 19,25% este mes. ¿Acaso la política monetaria está pidiendo ser relevada, o al menos apoyada, por otras medidas, de carácter fiscal, a riesgo de ahogar el crecimiento?
R. La subida de tipos es un instrumento de alerta contra las presiones inflacionistas y el banco central tiene que vigilar, máxime en un periodo en el que comenzamos a crecer más fuerte. Dicho esto, los altos tipos actuales suponen una caída respecto de hace dos años, cuando llegamos al Gobierno. En 2002, el tipo básico se situaba en el 25%, y en el mercado llegaba al 30%.
P. ¿Conocerá su país en algún momento próximo tasas reales de interés de un solo dígito, algo insólito en Brasil?
R. Pienso que en el futuro será así. Ésa es una meta que se puede alcanzar.
P. Brasil está a año y medio de las elecciones presidenciales de 2006. ¿Cómo aliviar la política monetaria con otro ajuste fiscal en una etapa preelectoral?
R. Creo que Brasil es un país bastante maduro para continuar su esfuerzo macroeconómico y social también en el periodo electoral. Hemos acumulado una larga experiencia electoral en la última década. No veo por qué un proceso electoral impide tomar las medidas necesarias. Hemos visto cómo 15 días antes de unas elecciones se han subido los tipos. Brasil ha superado esta aparente contradicción de que una campaña electoral impide hacer lo que se debe hacer.
P. ¿No será difícil insistir en el último tramo del mandato de Lula en nuevas políticas de ajuste? ¿No cree que el Gobierno se verá obligado a aflojar en un tiempo más político que económico?
R. No. Los beneficios de las reformas estructurales son percibidos por el país. Es el caso de la Seguridad Social y de los impuestos o del crédito, o la ley de bancarrotas. El programa de reformas, pues, debe proseguir.
P. En los mercados, empero, se percibe cierto nerviosismo. Hay versiones, por ejemplo, que hablan de reducir con medidas prudentes los movimientos especulativos de capitales, como hizo Chile con éxito a partir de 1991...
R. No sé de dónde surgen los rumores, pero del Gobierno, no.
P. ¿No hay asesores del Gobierno que contemplan medidas para estabilizar el flujo de inversiones?
R. No forma parte de nuestra receta. No es necesario el control de los movimientos de capital para que Brasil tenga una evolución positiva. Ya hemos conseguido reducir el peso de la deuda en dos años y vamos a lograrlo más también en un año electoral. En un año de cierta desaceleración, 2005, aún con el problema de los tipos de interés elevados, vamos a crecer entre un 3,5% y 4%.
P. El Partido de los Trabajadores, su partido y el de Lula, atraviesa un momento difícil. Acaba de perder el control de la presidencia del Congreso de los Diputados. Hay un movimiento que critica la postergación de las conquistas sociales a favor del ajuste macroeconómico. ¿Llevará esto a una crisis?
R. Los ingresos per cápita han subido durante 2004 un 3,7%, la masa salarial ha crecido, el desempleo disminuye. Y durante los primeros meses de 2005 sigue este proceso con mayor fuerza. Los trabajadores y sus familias se han beneficiado. Tenemos muchas cosas por hacer en sanidad, educación y reforma agraria. Ahora bien, la pérdida de la presidencia de la Cámara de Diputados ha sido un episodio. No lo veo como un proceso de pérdida política.
P. ¿Qué puede decir de Venezuela?
R. Venezuela... [risas]. ¿Qué quiere saber de Venezuela?
P. El presidente Lula ha participado recientemente en la cumbre cuatripartita en Venezuela junto con el presidente Chávez; el presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, y el de Colombia, Álvaro Uribe. ¿Por qué a la Administración de Bush parece irritarle más Rodríguez Zapatero que Lula en este asunto?
R. El presidente Lula ha hecho una actividad muy intensa de integración de los países latinoamericanos. Visitó todos los países. Y todos los jefes de Estado, prácticamente, vinieron a Brasil. Nuestro país está jugando un papel en la estabilidad política y económica de la región. Y en Venezuela, Brasil piensa que puede interpretar un papel moderador importante. Nuestra relación con el Gobierno norteamericano tiene que ser muy equilibrada. Tenemos varios grupos de trabajo común con la Administración de Bush.
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