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La sede del Consulado de Rumania carece de licencia de actividad

Urbanismo emplaza a la oficina a paralizar sus servicios hasta que legalice la situación

El chalé que alberga el Consulado de Rumania en Madrid no dispone de licencias de actividad, de instalaciones y de funcionamiento, según la Dirección General de Gestión Urbanística. El Ayuntamiento de la capital exigió al consulado el pasado 23 de marzo el "cese inmediato de la actividad" hasta que legalice su situación. La sede diplomática funcionaba ayer con normalidad, y el embajador, Stelean Oancea, aseguró que "nadie les pidió una licencia al abrirlo" y que no pueden cerrar en pleno proceso de regularización.

Unas 50 personas se agolpaban ayer a la una de la tarde ante la verja del Consulado de Rumania, en el número 16 de la calle de Ángel Diego Roldán. Algunos aseguraban que llevaban horas esperando.

Hay dos colas: una, para los que van a pedir su certificado de penales, documento necesario para entrar en el proceso de regulación de inmigrantes; la otra, para todo lo demás. Las gestiones las hacen a través de la verja. Un funcionario se acerca a la valla y recoge los pasaportes de los interesados a través de la reja, se los lleva al interior de la casa y se los devuelve con la hoja que certifica la solicitud horas después. Mientras, decenas de personas esperan en la calle y, según los vecinos, ha habido días en que rondaban las 200.

Pero el chalé en el que está instalado el Consulado de Rumania para legalizar a sus compatriotas es ilegal. La embajada recibió el miércoles la denuncia en la que la Dirección General de Gestión Urbanística exigía el pasado 23 de marzo el "cese inmediato de la actividad", porque la instalación carecía de "las preceptivas licencias de actividad e instalaciones y funcionamiento". También requiere al consulado para que presente las licencias oportunas en el plazo de dos meses.

La denuncia la presentó la asociación de vecinos de la colonia Unión Eléctrica Madrileña, donde hay unos 50 chalés. "Han llegado a defecar, orinar y dormir en la calle, a la puerta de nuestras casas, y las broncas entre ellos eran constantes. No les dejan entrar en el edificio, con lo que están todos ocupando las aceras y la calle", asegura Javier Rubio, de 43 años, portavoz de los vecinos.

La oficina está instalada en un chalé unifamiliar del distrito de Chamberí, en una zona de casas bajas y viviendas unifamiliares, desde junio de 2004. "Entiendo que tengan que venir aquí a hacer sus trámites, pero lo mínimo que podían hacer en un proceso de legalización es hacerlo de manera legal", protesta Rubio.

"Nuestra mayor preocupación es cumplir con las leyes locales", afirmó ayer el embajador de Rumania, Stelean Oancea, quien agregó que la búsqueda de la oficina la hizo una inmobiliaria. "El edificio era antes la casa del embajador de Gabón, e informamos de la actividad que íbamos a hacer y nadie nos pidió ninguna licencia", explica. Según Oancea, el cierre del consulado sería "fatal para los rumanos" en este periodo especial de regularización.

Cada día se gestionan desde allí 1.000 solicitudes y pasan alrededor de 200 personas por el consulado. "Aquí no vendemos patatas, es algo muy serio y por ello esperamos contar con la comprensión de los vecinos en esta situación especial en la que todo el mundo hace excepciones", precisó el embajador. Oancea aseguró que intentarán "postergar la mudanza hasta que termine este periodo de regulación". Para ello pedirán al Ministerio de Asuntos Exteriores una ampliación del plazo.

Según fuentes municipales, la solución sería sencilla, pues "se resolvería con una simple solicitud de la licencia". En en el momento en que se haga, continuaron "se paralizará la orden de cese de actividad". Pero si esa gestión no se hace, el expediente de denuncia advierte de que se precintarán las instalaciones.

"Continuaré mi actividad hasta que el último rumano reciba sus papeles para regular su situación en España", concluyó contundente el embajador.

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