¿Teléfonos multiusos o multiaparatos de un uso?
COMPARADA CON lo que existía hace apenas dos años, la última cosecha de teléfonos móviles parece venir de otro planeta. Uno de los últimos modelos incluye una cámara de 7 megapíxeles de resolución, mejor que la inmensa mayoría de los aparatos digitales que sólo toman fotos. Otro toca música con calidad de CD. Estamos de nuevo confrontados a la cantinela de la convergencia, pero con un enfoque nuevo que apunta al prometedor mundo de la diversión.
La digitalización ha hecho de la convergencia una de las palabras más trilladas de las tecnologías de la información. Se refiere, por lo general, al hecho de que cosas tradicionalmente separadas, como televisión y computación, por ejemplo, se encuentran ahora en un mismo objeto. Lo que nos interesa hoy es que la convergencia máxima se está dando alrededor del móvil.
Comparada con lo que existía hace dos años, la última cosecha de móviles parece venir de otro planeta. De nuevo estamos ante la convergencia, pero del mundo de la diversión.
Emily Turrettini, que mantiene Textually.org, una de las bitácoras dedicadas a los cacharros, se fija en particular en tres aparatos que nos comentó en una entrevista por correo electrónico:
"El teléfono cámara de 7 megapíxeles de Samsung (el SCH-V770 Anycall), cuya resolución es mejor que la de la mayoría de las cámaras digitales profesionales. El W800, teléfono minigrabadora de Ericsson y Sony que permite transferir colecciones de CD al teléfono por la vía del PC. Los teléfonos Motorola iTunes, los primeros en integrar el software iTunes de Apple y que pueden almacenar ocho horas de música". El teléfono de Motorola aún no ha sido presentado públicamente, aunque se ha anunciado que se venderá en los próximos meses.
Vale agregar a esta lista de novedades los móviles que permiten manejar citas, contactos y correo electrónico (el Treo 650 de Palm One por ejemplo) o los comunicadores como el Blackberry, a los cuales se agrega ahora un teléfono como accesorio.
La cuestión de la convergencia resulta, sin embargo, más complicada de lo que parece, según nos recuerda un artículo de The Economist titulado 'El aparato que se lo comió todo'. El planteamiento parte de una idea sencilla: el teléfono móvil está comiéndose todas las demás tecnologías, como acabamos de ilustrar. Lo interesante en este proceso es que en vez de una reducción, como pudiera indicar la palabra convergencia, estamos presenciando una proliferación. "Cuando varios aparatos digitales se encuentran", escribe el semanario londinense, "no convergen tanto como procrean. En una extremidad del espectro hay teléfonos sin cámara, en la otra hay cámaras sin teléfono. Y en medio un número creciente de híbridos".
A diferencia de lo que indica el título provocador, este aparato que se lo come todo o, más prosaicamente, que puede hacer de todo, no elimina los aparatos especializados. Los rendimientos de esos últimos resultan generalmente superiores y su uso es mucho más fácil. De ahí la idea lanzada por The Economist, que "la mejor manera para describir no es convergencia, sino divergencia". Tal vez sea mejor hablar de "difracción".
Turrettini, al parecer, está de acuerdo con esta idea cuando nos escribe: "No todo el mundo quiere un teléfono celular capaz de cantar y bailar, y el mercado no está hecho sólo de tecnófilos sabihondos que conocen la existencia de los últimos gadgets móviles y pueden pagar por ellos. También hay gente que sólo quiere hacer una llamada, como una abuela europea o un campesino africano que usa su celular para encontrar los mejores precios del mercado para sus productos, o simplemente para llamar a un médico, lo cual es casi un milagro en ciertas partes del mundo".
En el fondo, lo más importante de este fenómeno hecho a la vez de convergencia y difracción reside menos en el aparato que en los usos que permite. Después de haberse impuesto por su utilidad (conexión con otros, organización), la telefonía móvil se está creando una nueva juventud centrada en la diversión: juegos, música y, muy pronto, televisión. Las perspectivas son muy considerables.
EMILY TURRETTINI: www.textually.org
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