Homenaje a Joaquín Luqui
Querido Luqui: de mis largas tardes de escucha radiofónica a mediados y finales de los setenta -antes de que irrumpieran las radiofórmulas- recuerdo con ternura a una especie de loco extremadamente apasionado que derrochaba entusiasmo y humanidad, y que acababa de escribir un libro, Los Beatles que amo. Sus compañeros, conscientes de su estrafalaria singularidad, bromeaban con él en los recuentos
de votaciones en los cuarenta -que entonces presentaba Pepe Domingo Castaño- y en sus inenarrables resúmenes en directo de El Gran Musical de los domingos; lo cierto es que nadie se asemejaba a su cálida capacidad comunicadora.
Ahora, después de tanto tiempo y de haber sido capaz de trascender los mediocres márgenes de la industria musical, me ha llegado la noticia que me resisto a creer. Como sé que tenías la convicción de que después de esta vida hay otra, sólo me resta vaticinar que esta semana, allá, Joaquín Luqui ha sido la "entrada más fuerte", directo al 3, 2 o 1, merecidísimamente.
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