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Girona desvela las colecciones privadas españolas del mejor arte sagrado indio

La mayoría de las 43 imágenes, casi todas esculturas, no han sido expuestas nunca

Tenían como objetivo hacer palpable lo trascendente y elevar al observador a un estado de conciencia en el que se consigue atisbar la divinidad o disfrutar del éxtasis. ¿Qué más se le puede pedir a una estatua? Las 43 imágenes religiosas, en su mayoría esculturas, que integran la exposición Arte sagrado de las tradiciones índicas. Hinduismo, budismo y jainismo, proceden en gran parte de colecciones privadas españolas cuyos propietarios desean preservar el anonimato y nunca han sido expuestas públicamente. La exhibición permanecerá en el edificio gótico de la Fontana d'Or, de la Fundación Cultural de Caixa de Girona, hasta el 1 de mayo. Después se exhibirá en Casa Asia, en Barcelona.

Casa Asia ha colaborado con la entidad financiera en la producción de la exposición, que se centra exclusivamente en el arte religioso de la India, el Himalaya y el área del sureste asiático en una época comprendida entre los siglos II-IV hasta el XVIII. La escultura es esencial en el arte sagrado oriental, hasta el punto de que, según destaca Carmen García-Ormaechea en el catálogo de la exhibición, "la arquitectura y la pintura indias se expresan a menudo en un lenguaje escultórico".

Carlos Cruañas, comisario de la muestra junto con Ana Pániker, advierte de que el efecto de cada imagen es diferente si se observa con la visión de un filósofo o de un devoto. "El filósofo se centrará en la idea que expresa cada imagen y el devoto buscará la trascendencia, sentirá la necesidad de seguir reencarnándose y adorar a su dios". Cruañas recomienda al visitante occidental que se sitúe ante las piezas, que incluye entre las de "mayor refinamiento" del arte religioso asiático, y se deje llevar por los sentimientos.

El origen religioso de las piezas ha permitido abordar, junto a la exhibición, la divulgación de las tres principales religiones de Oriente: el hinduismo, el budismo y el jainismo. Las imágenes expuestas representan a algunos de los principales dioses de estas tradiciones, como Visnu, Siva y Krisna. Entre las imágenes del hinduismo -un conjunto de religiones, dioses y prácticas muy heterogéneas en las que no existe fundador, ni dogma ni iglesia-, destaca el fervoroso culto a la feminidad, expresado a través de un extensísimo catálogo de diosas. La exposición dedica también un apartado al tantrismo, una práctica que establece una correspondencia entre el cuerpo humano y el cosmos. Sus adeptos utilizan técnicas de yoga y prácticas sexuales para trascender la propia naturaleza y liberarse a través del éxtasis.

Otro grupo de esculturas se integran en el jainismo, que predica el camino del ascetismo, el vegetarianismo y la no violencia. Los jainistas encontraron un método propio para representar físicamente al ser perfecto, que implica la desconexión con la materia. La sorprendente pieza Siddhapratimâ-Yantra reproduce a un ser recortado de una plancha de latón, en el que la figura es el vacío. Por último, en otro ámbito, se exploran las piezas creadas bajo el influjo del budismo y alguna de sus variantes, como el budismo tibetano. Ahí se exhibe la terrorífica imagen del Boshisattva, el dios de la muerte con cabeza de búfalo y múltiples brazos y cabezas.

Las 39 esculturas de la exposición han sido creadas con materiales tan diversos como la piedra, la madera, el mármol y el cobre. La exhibición se complementa con cuatro pinturas que expresan una rica y colorista iconografía: tres témperas sobre tela procedentes del Nepal y una aguada sobre papel de origen indio.

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