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Las bombas hacen temer el retorno a un violento pasado en Líbano

La bomba que hizo explosión el sábado en un barrio cristiano de la capital libanesa ensombreció las celebraciones de la Pascua del Domingo de Resurrección y despertó nuevos temores a que el país se deslice de nuevo hacia su violento pasado. Las fuerzas de seguridad se desplegaron ayer entre los escombros causados por la explosión del sábado, la tercera en ocho días en zonas cristianas, donde aumenta cada vez más el resentimiento contra Siria.

El patriarca Nasralla Butros Sfeir, líder espiritual de los cristianos maronitas y crítico de la ocupación siria del país, dijo a sus fieles que los libaneses deben escoger ahora entre la libertad y la violencia. "La fiesta este año no proporciona a los fieles entera alegría", dijo. "Los incidentes... colocan [a la gente] en una encrucijada: independencia, soberanía y libertad, que es lo que la mayoría de los libaneses quieren, o confusión y dificultades".

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El presidente prosirio de Líbano, Emile Lahud, hizo un llamamiento a la unidad. "Debemos estar unidos. Esto es lo que salvará a la nación", declaró por televisión después de reunirse con el patriarca Sfeir.

La tensión libanesa se ha extendido también a los medios de comunicación. Un comunicante anónimo amenazó ayer con volar el edificio donde se aloja en Beirut la cadena de televisión árabe Al Yazira, como represalia por la manera de cubrir la explosión de la bomba del sábado. Un portavoz de la cadena, que tiene su base en Qatar, manifestó que no se sienten "amenazados ni intimidados".

La televisión qatarí informó extensamente de la explosión y difundió una entrevista con el líder de la oposición antisiria Walid Jumblat, que atribuyó la responsabilidad del ataque a las autoridades libanesas que controlan la seguridad y que reciben apoyo de Siria.

Jumblatt y Hezbolá

El mes pasado, otra cadena de televisión, Al Arabiya, denunció que su personal había recibido amenazas de muerte por parte de los servicios de seguridad de Siria por una entrevista con el secretario general de la ONU, Kofi Annan, en la cual éste urgía al Gobierno de Damasco a retirarse de Líbano.

La situación en Líbano se ha complicado más con los encuentros mantenidos entre la oposición antisiria y una de las fuerzas prosirias. Jumblat ha mantenido una reunión con el líder de Hezbolá (organización musulmana shií apoyada por Damasco), Hassan Nasralla, la primera entre ambos desde el asesinato del ex primer ministro Hariri, que ha sido interpretada como un deshielo en las relaciones entre ambas fuerzas. Jumblat anunció después del encuentro que Hezbolá debe mantener sus armas hasta que Israel se retire de la zona fronteriza en disputa.

Los comentarios del líder de la oposición antisiria chocan con la política de Estados Unidos respecto a Hezbolá. Washington considera que éste es un movimiento terrorista, y exige, al igual que la ONU, su desarme.

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