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El anuncio de boda de Carlos de Inglaterra tenía truco

Crece el sentimiento de engaño al saberse que Camilla será reina

Muchos británicos se han sentido engañados al descubrir que, a pesar de lo que se les había dicho, Camilla será reina de Inglaterra por su matrimonio con el príncipe Carlos a menos que el Parlamento lo impida. La calculada ambigüedad con que los portavoces del heredero y el propio Gobierno habían dado a entender que no era necesario que el Parlamento aprobara una nueva ley para garantizar que Camilla no será reina aunque se case con Carlos parece tener el objetivo de dar tiempo a la opinión pública y mantener la esperanza de que, llegado el momento de la sucesión, los británicos hayan aceptado ya a Camilla y ésta pueda ejercer de reina.

Pero eso parece hoy un poco más difícil que ayer. Muchos británicos se sienten engañados por Carlos. El anuncio de que Camilla renunciaba al tratamiento de reina cuando Carlos llegue al trono y que sería tratada como princesa consorte buscaba enterrar cualquier polémica en el punto más débil del matrimonio: la opinión pública sigue sin aceptar que Camilla, a la que acusan de la ruptura del matrimonio entre Carlos y Diana de Gales, acabe ocupando el lugar de Diana no sólo en la cama, sino en el trono. Los británicos aceptan que Camilla y Carlos se casen, pero no quieren que eso permita a Camilla usurpar a la difunta Diana el título de reina.

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Cuando se anunció el compromiso de boda, algunos comentaristas aseguraron que era necesario que la renuncia de Camilla al tratamiento de reina fuera sancionado legalmente tanto en el Reino Unido como en la Commonwealth, los 17 países que siguen considerando a los monarcas británicos como sus jefes de Estado. Aún más, en algunos países de estructura federal, como Australia, esa ley debía ser aprobada no ya por el Gobierno federal, sino por cada uno de los Gobiernos estatales.

La ambigüedad con que ha jugado el príncipe resulta ahora patente al examinar el comunicado de su oficina de prensa del 11 de febrero que anunció la boda. "Se tiene el propósito de que la señora Parker-Bowles utilice el título de su alteza real la princesa consorte cuando el príncipe de Gales acceda al trono", dice el texto, una declaración de intenciones que contrasta con la firmeza con que se dio a entender que ése será el título de Camilla y que ello implicaba renuncia a ser tratada como reina.

El pasado lunes, en respuesta escrita al diputado laborista Andrew MacKinlay, el Gobierno dejó claro que el matrimonio entre Carlos y Camilla no iba a ser morganático, como se denomina a la unión en la que el cónyuge del soberano no tiene estatuto real.MacKinlay es directo: "La familia real sabía que Camilla se convertiría en reina, pero querían que la gente pensara que no podría serlo. Ahora por fin ha salido la verdad".

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