Un organismo en decadencia
Naciones Unidas es un coloso institucional lleno de disfunciones y con una estructura anclada en su diseño original de la posguerra. Durante los últimos años enfrenta, además, a un grave déficit de confianza de la opinión pública. Es, como dijo ayer su secretario general, Kofi Annan, una institución cuyo "prestigio está en decadencia". Por ello, la reforma que lanzó está diseñada para dotar a la ONU de la eficacia y de la autoridad que necesita para seguir viva en la escena internacional.
Como señala el documento elaborado por Annan, la intervención unilateral de EE UU y el Reino Unido en Irak provocó una fuerte división entre sus miembros. Pero no es el único episodio que ha dañado y puesto en duda la viabilidad de una institución que se considera de vital importancia para preservar la paz y defender el respeto de los derechos humanos.
El caso más reciente son las atrocidades en la región sudanesa de Darfur, donde han muerto cerca de 200.000 personas. Antes fueron el genocidio en Ruanda (1994) o el rebrote del conflicto civil en Angola (1993). Como reconoció el jefe de Gabinete de Annan, Mark Malloch-Brown, los casos de Sudán o de Ruanda son ejemplos de lo que pasa "cuando la ONU es débil".
Intereses enfrentados
Los intereses enfrentados entre los países, especialmente en el Consejo de Seguridad, dan lugar a situaciones de parálisis, como en el conflicto palestino-israelí o la mencionada crisis en Darfur. Los números hablan por sí solos, como los conflictos armados que se viven en 40 países o el número de personas desplazadas, que asciende a 25 millones -de las que un tercio no acceden a la ayuda humanitaria de la ONU-, los 12 millones de refugiados, las 20.000 muertes diarias a causa de la pobreza o los 40 millones de enfermos de sida.
Pero a estos problemas se suman los escándalos que afloran en el seno de la organización, como el presunto fraude en el programa Petróleo por Alimentos para Irak o los casos de abusos sexuales por parte de soldados en misiones de paz bajo bandera de la ONU.
Annan resumió así los objetivos de la reforma: "Es un plan que pretende asegurarse de que los compromisos adquiridos para luchar contra la pobreza se materializan, curar las heridas suscitadas por la intervención en Irak y restaurar la credibilidad de la ONU como líder en la lucha por la defensa de los derechos humanos".
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